Clásico de aventuras que pese al tiempo no pasa de moda, esta novela de Jack London nos introduce de lleno en las vicisitudes de Buck, un perro mezcla de San Bernardo y Pastor escocés, que en un peregrinar de sufrimiento y aprendizaje desde las civilizadas tierras del sur al salvaje oeste arriba al origen, a la vida salvaje de la que proceden los perros. Y es que desde muy pronto Buck siente esa llamada en su interior, una llamada en forma de sueños, onírica y muy bien narrada teniendo en cuenta que el punto de vista se coloca en el animal.
Es una novela que se lee muy fácil, sin restar un ápice a la calidad literaria, con pasajes de acción muy bien tratada, con escenas descriptivas de gran belleza y que, en definitiva, nos acerca al contexto descrito con precisión de orfebre. Pese a lo que pueda parecer en una novela sin grandes pretensiones su característica principal es cómo logra meternos de lleno en las duras tierras y en los sacrificios constantes y prolongados de los sufridos perros.
El itinerario vital de Buck viene conformado por el conjunto de dueños que tiene hasta alcanzar la libertad. Así, pasa de la vida confortable y comodona en las zonas del sur con un juez a la vida dura y fatigosa como perro de trineos para correos postales, secuestrado y enseñado a obedecer a los hombres con palos. Buck aprende rápido y acaba disfrutando la vida energética de tirador de trineos, entrando de lleno en la lucha por el liderazgo de la jauría. Tras terminar su trabajo con los correos postales es adquirido por unos ignorantes buscadores de oro que desconocen por completo las reglas de la vida en el norte, inexpertos y temerarios, Buck se salva del hambre y los palos gracias a la ayuda de Thorton, el único dueño por el que sentirá verdadero amor, un amor lleno de pasión. Tras perder a Thorton, Buck se siente libre de los escasos hilos que le unen al mundo civilizado de los hombres y acude al mundo salvaje, convertido en un líder de una manada de lobos.
Se han hecho películas de este libro y realmente suavizan la dura vida de Buck y de los perros en estas latitudes y estos tiempos de buscadores de oro.
En conclusión, un gran libro, muy recomendable y que se lee de manera muy agradable pese a que a veces sientas dolor en las piernas y frío en los tuétanos.
Saludos cordiales. El Criticón Lector.