viernes, 1 de junio de 2012

"EL PRISIONERO DEL CIELO". CARLOS RUIZ ZAFÓN

     La obra de Ruiz Zafón es el estandarte del fenómeno best sellers. Libros ideados para vender lo máximo posible con tramas al gusto de un lector habituado al cine y lo audiovisual. En esta obra vuelve a los personajes de "La sombra del viento" y conserva el humor algo delirante e hiperbólico de esta. Si "La sombra del viento" fue un homenaje válido y entretenido a las novelas góticas y folletinescas del XIX y "El juego del ángel" un mamotreto pesado y soporífero que no te llevaba a ningún lado, esta obra se acerca por momentos a la primera, sobre todo por el humor verbenero de Fermín Romero de Torres y sus insólitas respuestas para todo. Por lo demás, la historia trata un misterio que habrá que resolver y juega con los demonios ocultos del protagonista de la obra a la que debe su actual fortuna el autor, el joven librero Sempere, en la que muy a menudo sobran palabras, frases y párrafos.

     Lo que ocurre es que Ruiz Zafón no es un autor muy dado a la simplicidad expresiva. Le gusta enmarcar sus capítulos en un ambiente crepuscular, de descripciones muy literarias, pero, creemos sin  la pericia de los autores a los cuales a veces homenajea. Por otro lado, Carlos Ruiz Zafón debe estar bastante harto a las críticas a su estilo henchido y farándulero haciéndonoslo ver en el personaje de Daniel Martín (autor entretenido, del gusto del público y represaliado) frente al malo de este libro, jerifalte del primer regimen franquista y, por tanto, abominable represor que, cómo no, tiene veleidades artísticas.

     El libro nos resuelve algunas claves de los libros anteriores y termina con un misterio sin acabar que será el próximo fenómeno de ventas de su editorial. En fin, se trata al lector como mero consumidor de burguer libros, creados en serie. Es una pena porque su primer libro sí respetaba al lector, incluso los excesos de la prosa del autor eran justificables, pues el género lo pedía. Tuvo grandes logros, como la invención del cementerio de los libros olvidados y la muestra de esa Barcelona espectral, que el lector de sus obras busca  en sus secuelas de manera infructuosa, pues solo ve una caricatura de ella.

     En fin, al menos está Fermín Romero de Torres, que con su peculiar facha y palabrería nos hace pasar un buen rato y, al contrario que en la infausta "El juego del angel" la trama avanza algo y tiene algo de interés, aunque por momentos peca de incoherencia. Saludos del Criticón Lector. La próxima probablemente será "Sábado" de Ian McEwan.