martes, 1 de diciembre de 2015

"ÁVIDAS PRETENSIONES". FERNANDO ARAMBURU

      Esta novela del cada vez más reconocido autor vasco afincado en Alemania Fernando Aramburu se centra en un Congreso de poesía en una zona rural. Desde el principio el tono jocoso, irreverente y satírico nos coloca ante un esperpento de reunión. El autor se ríe de las ínfulas de los poetas, de sus verdaderas intenciones centradas principalmente en la juerga, el sexo fácil y, en general, los excesos. Lo chocante de estos deseos es que se realizan en un convento. El contraste entre este grupo de poetas heterogéneo, urbanita y festivo con el locus amoenus afianza la idea de sátira de tipos que nos da la obra. Aunque lo cierto es que el tono esperpéntico se suaviza con algunos personajes que están tratados con humanidad y ternura, dentro de sus personalidades excesivas y ridículas.

      De la novela destaca, como ya se puede imaginar, el abanico de excéntricos personajes y sus relaciones, pues en muchos casos están tratados como parejas o por grupos. En el caso de las parejas transmite verdadera ternura la pareja Amalia Solórzano-Teodoro Sanz, ambos castigados con sendas desgracias, la una desequilibrada, el otro manso y bueno hasta la exageración; también resulta curiosa y, desde luego muy literaria, la pareja sentimental que forman el sexagenario ciego y la joven de belleza juvenil, deseada por todos y todas como si de un pastelillo de cabello de ángel se tratara. En cuanto los grupos, el primero y más notorio sería el dado por lo generacional, pero el que más juego da es el que trata las diferentes (¿diríamos eternas?) escuelas poéticas: la realita y la metafísica. Los escasos momentos en los que el narrador nos pone delante de estas disquisiciones doctrinales o estéticas reflejan un conocimiento del autor de lo poético, pero como siempre cargado de una ironía corrosiva que desmitifica y refleja la vacuidad de estas disputas. Al fin y al cabo, la poesía es el epicentro del egocentrismo parece que nos quiere decir el autor con sonrisa socarrona en los labios. Y su importancia es la que es.

      Destaca como personaje individual , Lopetegui, Lope entre bambalinas, el gran organizador, el hombre que manda, al que podríamos detestar por su indiscutible cercanía con el poder, por su calculada condescendencia para con los invitados o por cómo se aprovecha  de Teodoro y Amalia al usarlos como meros peones a su servicio y desarrollando su indiscutible capacidad organizativa. Pero cuando se le ve en intimidad se le acaba perdonando, por su honradez intelectual al reconocerse poeta mediocre y, sobre todo, por su secreto via crucis personal.

      Las peripecias de este conjunto de poetas conforman un conglomerado de desastres que cada vez va en aumento. Con apoteosis final en forma de incendio y con paliza final de cervantina raigambre. No sabemos, o preferimos no saber, si tal paliza ha querido tener naturaleza simbólica. Pero al final, dicho con la voz ajena a la endogamia poética que representa la madre superiora, estos desastrosos poetillas no son ni más ni menos desastrosos que cualquier otro grupo que se presenta a un congreso en medio del campo, en el que lo que de verdad importa es tratar de sacarle jugo a la vida. La delicadeza de Aramburu redime de nuevo a este pobre y, en muchos casos, dolorido grupo de poetas, pese a sus ávidas pretensiones de poetas interesados en esa gloria volátil que es la fama y el medro en el escalafón.

     Desde una perspectiva temática, parece obligatorio resaltar la aparición como algo consustancial a la literatura, y cómo no al summum de la misma que es la poesía, del alcoholismo y los excesos. Así como la homosexualidad, tanto en su vertiente femenina como en la masculina. En este sentido, la escena de las dos poetas dándose placer carnal en el cementerio ante la mirada de los niños es antológica.

     Por último, me gustaría destacar la prosa peculiar del autor, muy reconocible y brillante, con anacolutos voluntarios, es decir frases sin acabar que el lector debe terminar teniendo en cuenta el contexto, o el uso especial de dos palabras a elegir por el lector, generalmente en los verbos, o también la aparición esporádica de definiciones de palabras que el narrador usa, definiciones que son del todo punto innecesarias desde un punto de vista argumental, pero que claramente tienen una función distanciadora y que ahonda en el tono satírico y jocoso del libro.

    En definitiva, un gran libro, muy recomendable, que sigue esa estela tan propicia en las letras hispánicas, esa corriente satírica que en muchos casos ha dejado lo mejor de la literatura en español. Un saludo de el Criticón Lector.

martes, 20 de octubre de 2015

"EL TÍO GORIOT". HONORÉ DE BALZAC

    Estamos ante un clásico del Realismo francés, una novela de una extraordinaria dimensión literaria y moral. No sé si me convertiré en la legión de la secta de los Balzaquianos, pero, sin lugar a dudas entiendo la talla literaria del escritor galo.

    Lo primero que resalta en la novela es la magistral descripción del entorno en el que se mueven los protagonistas. Esta característica, que es una constante en el Realismo como movimiento literario, tiene en la literatura de Balzac una proyección moral y social. La pensión, eterna localización de evocaciones literarias, es un trasunto de las clases sociales que hay incluso dentro de la miseria. Los huéspedes, clasificados por pisos, son eslabones de una pirámide social inserta en un mundo de pobreza. Ni el infortunio se libra de las clases sociales. Dentro de esta escalera encontramos en el último peldaño al Tío Goriot, patético personaje que es, junto con Rastignac, el centro de la novela. El hecho de que le llamen Tío es una prueba del trato despectivo  que normalmente se le dispensa. Seguiremos a lo largo de la novela la evolución de los mismos. La mejor definición del personaje la vemos en la obra:

"pobre criatura a quien todos daban de lado, un hazmerreír sobre el que llovían las bromas
     Un personaje patético que, cómo se verá a lo largo de la obra, esconde un corazón de oro y el secreto del sacrificio personal a costa de sus caprichosas hijas.

     La pensión Vauquer, dirigida por Madame Vauquer, una codiciosa mujer para la que toda su vida es la propia pensión, es una de las monstruosidades que brotan del París de la época, una monstruosidad llena de vida y que se verá, gracias al ansia de medro social del joven estudiante de leyes Rastignac, comparada con el lujo de la alta sociedad parisina. Del contraste entre ellas y sus habitantes se sacan conclusiones de hondo calado ético. Puesto que a las miserias físicas o empíricas se pueden contraponer las propias miserias morales de la alta sociedad. Un mundo en el que la hipocresía y la imagen son constantes que combaten contra los sentimientos profundos de las relaciones íntimas. Sorprende la naturalidad, en este sentido, con la que se ve en la obra en estas capas sociales el adulterio. Tema, por otra parte, principal en la literatura decimonónica.

   La obra está dividida, desde el punto de vista de los protagonistas en triángulos del que Rastignac es el vértice principal. Así, encontramos el triángulo de influencias Rastignac-Goriot-Vautrim que está relacionado con el triangulo amoroso Rastignac-Señorita Taillefer-Delfina. Rastignac se ve seducido por la vida en las altas capas sociales y su compañero de pensión Vautrim se da cuenta de ello intentando pactar con él un trato para que se case con la pobre Señorita Taifeller, pobre pero posible heredera de un imperio. Vautrim es así el personaje de influencia que pretende corromper al joven Rastignac. Por otro lado, está el amor que siente este por Delfina, Marquesa de Nucingen por matrimonio e hija del Tío Goriot. El dilema en que se encuentra el personaje, entre sus verdaderos sentimientos y la tentación de medrar socialmente es una de las partes más interesantes del libro.

     Podría pensarse que los personajes están acartonados con lo dicho, Vautrim es malo y Goriot es bueno, pero en absoluto es así. La complejidad de cada uno es sustanciosa. En Goriot vemos mezquindad y ceguera, en Vautrim lealtad y falta de hipocresía, teniendo este pasajes en los que muestra un extraordinario nivel persuasivo. En Rastignac vemos un gradual proceso de aprendizaje o, quizá sería mejor decir maleamiento, para moverse en un París complejo y cruel, un París que es también protagonista de pleno derecho de la obra. Ciertamente, acaba aprendiendo y con ello demuestra que se puede conservar la dignidad en el intento.

    Por último, me gustaría reseñar la emotividad del final, pues se ofrece en el mismo un gran manejo estructural de la tensión en el que la tristeza por Goriot y la nobleza por parte de Rastignac y su amigo Bianchon se dan de la mano.

martes, 1 de septiembre de 2015

"DISTANCIA DE RESCATE". SAMANTA SCHWEBLIN

     Relato perturbador en grado sumo que narra el diálogo entre una agonizante y un niño. Samanta Schweblin nos transporta a una novela de pesadilla, entre mundos, que asfixia  al lector. Y lo digo como un verdadero halago. Esta autora argentina, sin lugar a dudas, va a ocupar muchas portadas y se va a convertir en un referente literario. Su manejo de la tensión narrativa y el ambiguo mundo en el que nos introduce, entre real y alucinatorio, es de una perfección técnica absoluta. Personalmente, me recuerda mucho a algunos relatos de Cortázar.

    Distancia de rescate hacer referencia a los sutiles mecanismos de protección que tienen las madres con sus hijos, hija en este caso. Distancia que en cualquier momento se puede romper, que es al fin el verdadero objetivo  de este relato. Un diálogo entre un niño que es una especie de espíritu, tratado con  una ambigüedad tal que no sabemos si malo o bueno, y Amanda, una mujer que se encuentra de vacaciones y explica los sucesos que la han postrado. El conocimiento que el niño tiene sobre la muerte es aterrador y, en ese sentido, la obra se acerca a la literatura de género. Pero la obra es un canto desgarrado de amor y de miedo a la pérdida. Amanda puede aceptar su muerte, pero en ningún caso la dejación de sus deberes de madre, la desprotección de su hija. La voz de la madre, apremiada por la del niño, es una voz con resonancias de ultratumba. Y ese diálogo, estilizado,onírico y agobiante exaspera a un lector que no acierta a saber qué le están contando.

    Por otro lado, el campo, lugar al que la madre se va a relajar para pasar las vacaciones,  aparece aquí como un espacio antiideal en el que lo telúrico, lo misterioso, es terreno propicio para el chamanismo. Pueblo y campo como receptáculos de la enfermedad y la muerte.

    Por último, me gustaría dar relevancia a la conversación final entre los padres, contada por una madre ya visionaria, testigo de algo imposible - lo que da al relato la perspectiva espiritual y de irrealidad que contamos - y que dota al texto de un dramatismo desgarrador.

    En conclusión, me gustaría hacer notar que esta pequeña novela que se lee en unas horas es uno de los descubrimientos más extraordinarios que he hecho en años. Un saludo de El Criticón Lector.

miércoles, 26 de agosto de 2015

"QUERIDO DIEGO, TE ABRAZA QUIELA". ELENA PONIATOWSKA

     Novela epistolar al modo clásico que muestra una relación de cartas falsas sobre una historia real. Elena Poniatowska, premio Cervantes 2013, nos introduce en el íntimo dolor de Angelina Beloff, pintora rusa que fue pareja de Diego Rivera durante diez años. Esta desolación se debe a la marcha de éste a su México natal desde su residencia en París. Las cartas son un ejemplo de adoración o culto a una persona, que en esta obra es una referencia, una especie de tótem al que se deifica y se sublima: Diego Rivera. Pero de esta adoración postrada más que un dios lo que se traslada es un ser humano sin escrúpulos,  ni sentimientos. Diego no es más que un vacío descorazonador a dónde van a parar las cartas.

     La controversia Diego-Angelina es en este sentido la fuerza motriz de la obra. Así, Diego, macho dominante y con un poder de seducción fuera de lo común pero deshumanizado por su ausencia recalcitrante es el paradigma del machismo y, por otro lado, Angelina, mujer que se da en extremo, fémina al servicio del hombre, sería el paradigma de la sumisión. De esta dicotomía, como no puede ser de otro modo, se produce una corriente de solidaridad hacia la víctima del fuego seductor del genio de Guanajato.

     Las cartas se centran en asuntos artísticos, sentimentales y amistosos. En lo artístico se glorifica la pasión creadora de Diego, su visión casi mística de la realidad. En lo personal, se atiende al carácter seductor y fogoso del escritor. En lo que se refiere a las amistades, se puede observar ese círculo bohemio y artístico de entre guerras que deambulaba por París, de un modo indirecto y referencial.

     Pero, desde luego, en la novela destaca la fuerza sentimental de Angelina, su adoración más allá de lo razonable, la expresión tamizada de sentimientos que tienen en común la entrega absoluta. A modo de ejemplo pongo esta cita, que parece reveladora:

     "En los papeles que están sobre la mesa, en vez de los bocetos habituales, he escrito con una letra que no reconozco: “Son las seis de la mañana y Diego no está aquí.” En otra hoja blanca que nunca 
me atrevería a emplear si no es para un dibujo, miro con sorpresa mi garabato: “Son las ocho de la mañana, no oigo a Diego hacer ruido, ir al baño, recorrer el tramo de la entrada hasta la ventana y ver el cielo en un movimiento lento y grave como acostumbra hacerlo y creo que voy a volverme loca”, y en la misma más abajo: “Son las once de la mañana, estoy un poco loca, Diego definitivamente no está, pienso que no vendrá nunca y giro en el cuarto como alguien que ha perdido la razón. No tengo en qué
ocuparme, no me salen los grabados, hoy no quiero ser dulce, tranquila, decente, sumisa, comprensiva, resignada, las cualidades que siempre ponderan los amigos. Tampoco quiero ser maternal; Diego no es un niño grande, Diego sólo es un hombre que no escribe porque no quiere y me ha olvidado por completo.” Las últimas palabras están trazadas con violencia, casi rompen el papel y lloro ante la puerilidad de mi desahogo. ¿Cuándo lo escribí? ¿Ayer? ¿Antier? ¿Anoche? ¿Hace cuatro noches? No lo sé, no lo recuerdo. Pero ahora Diego, al ver mi desvarío te lo pregunto y es posiblemente la pregunta más grave que he hecho en mi vida. ¿Ya no me quieres, Diego?"

      Es indiscutible el oficio de Poniatowska y su necesidad, probada en otras obras y en su profesión periodística, de estar con los desamparados, y Angelina es una desamparada sentimental, una yonqui necesitada de Diego Rivera. No obstante, "Querido Diego, te abraza Quiela" es una obra menor en la bibliografía de la autora, tanto por el contenido, como por el calado de la obra.

      Un saludo de El Criticón Lector.

viernes, 14 de agosto de 2015

"CUATRO POR CUATRO". SARA MESA

     Sara Mesa, autora del 76 y criada en Sevilla, es una de las nuevas voces en el conjunto de la literatura hispánica. Una voz muy personal, por lo que me ha mostrado este libro, y con un magnetismo extraño y misterioso. Por lo pronto, su estilo es cortante, frío, sincopado, plagado de insinuaciones y sugerencias, en el que lo no dicho a menudo es más importante que lo dicho. Ello hace que el lector deba poner de su parte. La narrativa de Sara Mesa requiere una lectura activa y concentrada. Lo cual no quiere decir que este libro sea complicado.


     La novela está dividida en tres partes. En la primera se solapan las historias de dos cursos diferentes y sucesivos, así se separan las historias entre chicos y chicas, tal y como están separados en el Colich. Lo que se nos muestra, en pinceladas impresionistas y de un psicologismo abrumador, es un microcosmos en el que toman protagonismo, por el lado de los chicos Ignacio y Héctor, y por el lado de las chicas, Celia y la Poquita. Esta primera parte está focalizada en las relaciones de poder y de dominación, más propias de un estado carcelario que de un centro educativo para alumnos/as de familias de alto nivel adquisitivo. Ignacio y Celia centran la historia y en ellos, de alguna manera, está el poder sugestivo de la novela. Pues en la evolución de uno y las circunstancias de la otra gravitan los enigmas de la misma.


     Ya hemos mencionado una palabra clave del libro, enigma, y es que la novela es enigmática en su forma y en su fondo. La estructura fragmentaria favorece la creación de un estado de constante semiconocimiento perturbador y muy efectivo desde el punto de vista narrativo. El lector cree saber, pero no sabe. En la segunda parte, los diarios de un falsario profesor sustituto van desgranando poco a poco la evolución de la primera parte. En este sentido, ver lo que ha sido de Ignacio es humanamente desalentador. El concepto del ser humano que nos ofrece la autora, no es, desde luego, optimista.


    La tercera parte es una narración de un antiguo profesor que explica en clave literaria los sucesos del colich, y, sin querer anticipar nada, el horror acumulado en la escritura anterior. En conjunto esta estructura triple nos lleva a una novela extraña de intriga, en el que tanto los personajes como las tramas son enigmáticos y en el que con inquietud vamos observando poco a poco como la protección del mundo exterior que  el Walbrany College intenta lo único que consigue es un cúmulo de  aislamiento y soledad. Protegiéndose del monstruo exterior, simbolizado en esa Cárdenas fantasmal y violenta, se engendran sinuosas pesadillas, en las que, por desgracia son más culpables los hombres buenos que los malos. Una obra donde la máxima de Martin Luther King, toma todo el sentido: el problema no es la perversidad de los hombres malos, sino la indiferencia de los hombres buenos.


     Por último, como curiosidad, para un profesor de Lengua Castellana y Literatura como yo, la verdad es que las secuencias en las que se observa la improvisación, los problemas con el alumnado y la jerga psicopedagógica, son de lo más vivificante. Se nota que la autora tiene amigos profesores o ha  ejercido la docencia.

     Un saludo de El Criticón Lector.





sábado, 1 de agosto de 2015

"SUITE FRANCESA". IRENE NEMIROVSKY

     Escrito en dos partes, aunque incompleto, pues parece ser que debía tener tres, "Suite francesa" es una novela milagrosa. Su publicación es uno de esos milagros que el azar tiene a bien conceder. Es una novela de la segunda guerra mundial, otra más se dirán. Pero es que esta esta escrita desde la presencia. Al leerla, duele pensar en la autora, asesinada en un campo de concentración alemán. Y duele, por la delicadeza con que la autora narra los hechos. Acostumbrados a leer sobre la barbarie nazi - me viene a la mente, por ejemplo la novela que fuera premio Goncourt  de Jonathan Littell,  "Las benévolas" - este libro cuenta las mezquindades de una sociedad en el miedo y la posterior derrota. Pero no hay ensañamiento, toda la novela está teñida de esa regla clásica que impone el decoro.


     La primera parte, "Tempestad en junio", narra la huida de París, la deshumanización generalizada que produce el miedo y, en general, la mezquindad de las clases pudientes. La burguesía queda muy mal parada, más preocupada por sus tarros y porcelanas que por las vidas humanas. Ya desde el principio se atisba el fatal colaboracionismo francés. Dentro de estos personajes, destaca la familia Pericand y, más aún, Gabriel Corte, pomposo y prepotente escritor, que encarna todo lo que de despreciable puede llegar a tener el que cree que su arte está por encima del ser humano. El flujo de gente por las carreteras, la mezcla de clases sociales, ese exilio al sur nos acerca a la problemática existencial de la pérdida y de la ausencia.


     La segunda parte, "Dolce", nos relata la ocupación, después del armisticio, de un batallón alemán de un pueblo cualquiera de Francia. Se analizan las relaciones entre ocupante y ocupado, las tiranteces y también los acercamientos. Principalmente, se analiza la relación entre Lucile y un teniente alemán. Lucile, que tiene a su marido prisionero, y el educado y caballeroso teniente alemán Bruno Von Falk se sienten atraídos poco a poco. Las cavilaciones sicológicas de Lucile, sus pensamientos en relación a lo que le está pasando, son la parte que más consideración requiere. Pues vemos un contenido que nos lleva, sin lugar a dudas, a esas novelas decimonónicas que analizaban hasta el último punto las implicaciones emocionales del adulterio. En este sentido, es una novela de corte clásico.


     También, la prosa es de corte clásico. Muy sentimental a veces. En general, me parece un libro muy bien escrito, pero que parece escrito cincuenta años atrás si no fuera por la temática. Que la edición en Salamandra te cuente la historia del manuscrito y de las hijas de Nemirovsky me parece un acierto, ya que esos hechos ponen en valor el milagro de la literatura y el poder de la misma, tanto de redención como de supervivencia más allá de la propia vida. Un saludo atento de El Criticón Lector.
   

jueves, 18 de junio de 2015

"EL BALCÓN EN INVIERNO". LUIS LANDERO

     La belleza de la prosa y la imaginación de Landero me atrapó con su exitoso libro, tanto en crítica como en ventas, "Juegos de la edad tardía". Por segunda vez en mi trayectoria lectora me encuentro con las historias creadas por este autor y me he encontrado un Landero diferente. Es un libro en el que se opta deliberadamente por un relato cercano a la realidad vital del propio autor,  con aire memorialístico entonces, y también con un sesgo de análisis del proceso creativo. Si en "Juegos de la edad tardía" nos abrumaban las vicisitudes tragicómicas de los  personajes, aquí tenemos un recogimiento maduro y un alarde de sinceridad de Landero, un confeso mentiroso que pelea por mostrarse lo más real posible.

   A lo largo del conjunto de páginas, en saltos temporales, vamos viendo el devenir vital de Landero, su búsqueda para encontrar su posición en el mundo. Desde la vida gris de oficinista a la aventurera de guitarrista, pasando por la de estudiante en academias de noche. Pero siempre con la extraña conciencia de que dentro de él hay un fabulador, un narrador. Hombre nacido para la ficción casi por herencia genética. En este sentido, las páginas dedicadas a los miembros de la familia son de lo más logrado, el poso de amor pasado por el tamiz del tiempo constituye parte del meollo del libro. Así, esta ¿novela? es también un acto de reivindicación y homenaje a la propia familia y, por extensión, a esas otras tantas familias que un día lo dejaron todo en esos pueblos perdidos de la España profunda para volcar sus sueños en los hijos. Un libro que es un canto entusiasmado de un hijo a sus padres y a su sacrificio, que con tristeza reconoce escasamente reconocido.

    El hecho de que cada capítulo está fechado, mediante saltos temporales, en diferentes decadas del siglo XX (además de los capítulos del presente de la narración), favorece, tanto en el narrador como en el propio lector, la referencia al paso del tiempo y sus complejas consecuencias. La relación con el padre, tan incomprendido de joven, tan agradecido a él en la madurez; el peso de la nostalgia en la vida cuando se acerca la edad en la que uno empieza a considerarse viejo; la observación, desde el pasmo desconcertado, de los cambios sociales y urbanos, en un crecimiento de un Madrid desbordante.

     Landero relaja su prosa en este libro. Quizá al principio es más engolada, en un intento de no desmerecer al autor que siempre ha sido destacado por la crítica como un descendiente directo de la prosa cervantina. Con enumeraciones, a veces algo desmesuradas, pero de raigambre clásica. Pero conforme avanza el texto, la prosa se vuelve más natural, como requiere el fondo del libro, un fondo de naturaleza evocadora y confesional. El tinte liberador del libro no casa con estructuras formales complejas.

      Landero observa desde el balcón de invierno el mundo y su propia historia personal. Y en el camino nos deja páginas de lo más sugestivas. Aunque si hay que leer al autor extremeño desde luego aconsejaría al de ese clásico moderno que es ya "Juegos de la edad tardía".

      Un saludo del Criticón Lector. 

viernes, 22 de mayo de 2015

"EL EXTRANJERO". ALBERT CAMUS

    La relectura de "El extranjero" me trae el mismo desasosiego que me trajo en mis años universitarios. La extraña lejanía del narrador, la fría contemplación de sí mismo, el análisis de la maquinaria burocrática y sus consecuencias y el dolor expresado desde una distancia estratosférica me han producido el mismo sentimiento que hace casi veinte años.

     Mersault es un contemplativo que ve la vida pasar, que apenas siente y padece, cuya frase de cabecera es "no tiene la menor importancia". Y es este distanciamiento el que le hace extranjero de sí mismo. Mersault tiene una madre recién fallecida, amigos, una especie de novia, un vecindario al que saluda, pero sus sentimientos hacia ellos están rodeados de un halo de indiferencia que asusta. Pero resulta patético que esa misma indiferencia es la que le condena. En este sentido, el proceso al que se ve avocado es un juicio moral a su forma de sentir, más que relacionada con los hechos que se juzgan  en sí mismos.

     Camus en este libro se nos presenta como paradigma del existencialismo de la posguerra, un libro que de alguna manera nos interpela sobre el sentido de la vida, sobre las consecuencias de aplicar la libertad individual hasta los extremos y, por último, con capítulos muy interesantes sobre la eterna pregunta sobre la existencia de Dios o, más bien, sobre la necesidad del ser humano de creer en Dios.

     "...Ninguna de sus certidumbres valía más que un cabello de mujer...". Así en una sencilla oración nos abruma con el debate eterno entre materialismo y religión.

    Para concluir, me gustaría dejar constancia del poder sugestivo e ideológico del último capítulo, en el que el protagonista se prepara para lo que le llega. Un saludo del Criticón Lector.

   

lunes, 18 de mayo de 2015

"RELATOS II". JOHN CHEEVER.

     Este libro de  treinta y dos relatos de aproximadamente quinientas páginas es una selección de aquellos que escribió Cheever, fundamentalmente en The New Yorker. Es un compendio claro de lo que este autor quiso reflejar, de sus compromisos y sus intereses.  Sin lugar a dudas, de este conjunto se saca la conclusión de que Cheever es un autor moral, no confundir con moralista, en el que una conciencia recorre la sociedad, principalmente americana. No esperemos encontrar en estos cuentos grandes historias, tramas narrativas bulliciosas y trabajadas. Aquí hay algo más complejo e interrelacionado en los diferentes cuentos.

     En este sentido, los relatos son una especie de lupa en la que se desgranan mucho de los defectos, con una conciencia crítica sutil, de los que la sociedad americana adolece. Y más concretamente la población blanca, anglosajona y protestante, los famosos wasp. El mundo de los negocios, sus implicaciones como el fracaso, el alcoholismo, la soledad y la sexualidad fuera del matrimonio son expuestos a la luz de un lector, que al terminar el libro siente que se ha encontrado ante una radiografía perfecta del envés del american way of life, del aparente triunfo del hombre hecho a sí mismo americano. Para amantes del género televisivo ( ¿quién no lo es hoy día?) habría que decir que estos relatos parecen el referente directo del mundo que se ofrece en la extraordinaria serie Mad men.

     Una de las temáticas que más toca el autor es las tensas relaciones familiares de toda una suerte de personajes que se dirían perdidos. Las situaciones que se encuentran en casa, tras jornadas duras de trabajo, en una intimidad que es más problemática que otra cosa. Matrimonios destrozados, hijos descastados, frialdad con los parientes, cuando no verdadera crueldad, envidias entre hermanos... Como se ve todo un muestrario de las difíciles relaciones familiares y cómo lo que se considera el nucleo o bastión de la sociedad americana se dinamita desde dentro. A la manera del escritor del XIX, el escritor inserto en un determinado estatus desde el que ve como figura privilegiada todas las asperezas y dificultades de su mundo, Cheever critica, sin una intención puramente revolucionaria, lo que ve.

    Resulta curiosa otra temática centrada en el espacio narrativo. Se trata de la contraposición entre el  mundo nuevo, representado por Estados Unidos, y el mundo viejo, representado principalmente por Italia. Las referencias asociadas a la vieja Europa, están siempre lastradas por la degeneración de una nobleza caduca, enquistada e inmovilista. Encerrada en sus palacios herrumbrosos sorprenden al viajero americano, que representa la modernidad.

     Destaco entre los cuentos varios: "Clementina", en la que se observan claramente esas diferencias culturales entre América e Italia que venimos planteando en una confrontación entre un mundo mítico y otro civilizado; "La geometría del amor" un título sugerente donde hay un intento desesperado de aplicar la geometría a la vida como tabla de salvación; "El nadador" célebre y maravilloso relato que fue llevado al cine por Frank Perry en una película protagonizada por un Burt Lancaster genial y que bajo la apariencia de una acción absurda se detecta el fracaso y el desconcierto en un proceso de bajada a los infiernos por parte del protagonista; "El mundo de las manzanas" relato en el que en una Italia más idílica, pero también más primitiva, se analiza el proceso creativo, la importancia de la memoria en el mismo, la inquietud del abuelo por la pérdida del mismo y el interruptor narrativo en forma de anécdota que quiebra el sentido del viejo escritor, un encuentro lleno de sensualidad en el que la vida, el erotismo, lo obsceno se convierte en una obsesión. 

jueves, 14 de mayo de 2015

"PULP". CHARLES BUKOWSKI

     Los autores malditos, como Bukowski, son perseguidos por una insaciable estela de amantes de lo biográfico más que admiradores de la obra en sí misma. En el caso de este autor, me parece profundamente injusto. Esa suciedad que constantemente se cita como paradigma de su obra lleva aparejada una cosmovisión compleja y sutil. El humor oscuro, cenagoso, con el que nos interpela esconde siempre una postura vital amarga, profunda y algo misántropa. Detrás de cada exabrupto, de cada broma escatológica encontramos como lectores una puntada de desilusión, una humanidad desolada. El contrapunto risa-miseria será siempre una de las pautas de este libro extraño, el péndulo por el que el protagonista, Eric Belane, transita a lo largo de la obra, con un punto más oscuro y existencial conforme nos acercamos al desenlace.

     La novela es un homenaje a la cultura pulp, a esas novelas que han formado parte de literatura popular extravagante y de consumo masivo en el primer tercio del siglo XX, novelas de ciencia ficción, de cowboys, de detectives y de diferentes temáticas en las que el color y el sensacionalismo eran claves. Belane es el heredero del Hollywood antiguo, de ese mítico escenario donde el detective privado campaba a sus anchas. Pero Belane es heredero y al mismo tiempo parodia de estos detectives. Un perdedor lúcido y solitario, soez y ridículo. Sus investigaciones son surrealistas y en ellas vemos extraterrestres, mujeres increíbles, la personificación de la muerte, un escritor muerto pero vivo (¿cómo puede ser eso? pues lo es), cornudos, matones de película... El muestrario es extenso y variopinto.

    Apenas sabemos nada de Belane, pero conforme avanza la novela su soledad nos abruma. El peso de una existencia perdida y sin rumbo nos va haciendo ver a este personaje que al principio era algo ridículo ( una especie de Ignatius F. Really) de otra forma, empezamos a comprender esa postura vital mordaz, escatológica y descreída. Y pese a todo, Belane es en un mundo deshonesto un tipo honesto, que cumple con lo pactado. Belane es antetodo autoirónico. Lo que en un principio parecía parodia, observamos que es descreímiento e ironía. Lucidez sórdida dentro de tramas absurdas, en suma.

       Un texto en el que lo ridículo y soez, sobre todo en los diálogos es constante, se ve salpicado con pensamientos de este calado:
     
"Me estaba deprimiendo. Mi vida no conducía a ninguna parte. Necesitaba algo, los destellos de las luces, el glamour, alguna maldita cosa, y allí estaba, hablando con los muertos". El humor negro, la soledad y lo patético se pueden observar en esta cita que retrata a un hombre perdido.
     El texto, por otra parte, es una oda a la indolencia. Muchos capítulos acaban con Belane dormido, o refugiado en el alcohol como única salida. Pues en la filosofía de Belane el ser humano es un adicto a algo, el qué es lo de menos.
     "Oí un disparo en la calle y comprendí que en el mundo todo iba bien. A los cinco minutos estaba dormido. Como todos los demás". Ejemplo de sátira y del humor negro que está presente en el texto.
 "...Bueno, la gente se engancha a algo. Después de que les cortan el cordón umbilical se enganchan a otras  cosas. A la visión, el sonido, el sexo, el dinero, los espejismos, las madres, la masturbación, el asesinato y a las resacas de los lunes por la mañana".
     Su relación con las mujeres también es reseñable. En él se da la contradicción de la admiración por la belleza,  pues las mujeres le ponen y mucho; y por otro lado hay cierta misoginia en su discurso. No esperen nada políticamente correcto en este libro.
      " Llevábamos unos 30 minutos allí sentados cuando alguien más entró. Otra mujer. Se acercó y se instaló en el taburete que estaba a mi izquierda. Dos mujeres significan el doble de problemas que una sola mujer. Ahora tenía problemas por los dos lados. Estaba bien sentado. Pero seguro que me iban a dar por culo".
     " Es que yo había fracasado hasta con las mujeres, ¡joder! Me había casado tres veces. Nada había ido realmente mal ninguna  de las veces. Todo se había venido abajo por trivialidades. Discusiones insignificantes. Ponerse furioso por nada y por todo. Día tras día, año tras año, triturándose. En lugar de ayudar al otro, uno se apartaba, criticaba esto o lo otro. Pinchando. Pinchando sin parar. Aquello se convertía en una competición vulgar. Y una vez dentro se transformaba en un hábito..." Su visión de la mujer y de las relaciones también encuentra estos momentos de lucidez.
Releyendo la entrada da la sensación de que estamos ante un libro algo oscuro. Nada más lejos de la realidad, el libro es divertido, hilarante y fresco. Pero todo él esconde una visión oscura que es la que me ha impresionado y a la que le he dedicado más tiempo. No obstante, la lectura del libro es fundamentalmente divertida, desvergonzada y muy accesible. Por mi parte, otro libro al que invito a leer. Un saludo atento de El Criticón Lector.

domingo, 19 de abril de 2015

"COSMÓPOLIS". DON DELILLO

     Don Delillo es uno de los autores con más reconocimiento en la nueva novela estadounidense. Un autor de carisma con un estilo reconocible. En esta novela, nos sitúa en una travesía por la ciudad desde lo más alto hasta los bajos fondos. Esta travesía es  también una caída en picado en un proceso personal del protagonista, Eric,  de búsqueda de sentido vital. Nos encontramos, por tanto, ante un devastador trayecto de un tiburón de los negocios desde la riqueza más absoluta e indecente hasta la miseria, donde lo económico y lo moral van siempre cogidos de la mano.


    La novela tiene un tono serio, de hondura filosófica, con diálogos solemnes en los que se adivina esa búsqueda de sentido vital que comentamos en el primer párrafo. En este periplo, curioso camino que surge con la idea ridícula de querer pelarse, aparecen interlocutores diferentes que van acompañando a Eric. Desde varios guardaespaldas, hasta un viejo peluquero pasando por filósofas de cabecera, una esposa poetisa y etérea, amantes confianzudas, médicos que hacen chequeos o conductores de limusinas. Todos aportan ideas, todos son retazos de una realidad dominada por el dinero.


     El dinero, la economía, el capital, este es, sin lugar a dudas el punto sobre el que gravitan todos los demás. Las fluctuaciones económicas que hacen y deshacen en un mundo en el que las pantallas, como grandes oráculos, definen el modelo de vida del mundo. La trascendencia del capital en la sociedad que nos presenta Delillo, la nuestra, claro, pero sublimada a esquema, a patrón representativo, es tal que lo domina todo en un sentido ontológico. Es esta brutal presencia la que, de algún modo, acaba con todo.  Hay un pasaje  en el libro de una originalidad y de una hondura extraordinaria. En el mismo, se declara la sumisión del tiempo al capital como conceptos. Estamos en una era en la que hasta el tiempo está dominado por el capital, esas fluctuaciones infinitesimales que en pantalla desbordan el tiempo mismo. Es la era del nanosegundo, y el capital reina en el nanosegundo.


     Como es lógico, esta economía proyecta su reinado sobre la sociedad. Las escenas que se refieren a los movimientos sociales y a su sentido, recordemos que el libros está escrito en el 2003, poco después del 11S, tienen un sentido demoledor. No son más que parte del engranaje perfecto de adaptación del capital en su dominio de todas las esferas, vehículos de corrección. Con lo que se declara inútil la propia inmolación del ser humano frente al poder del dinero. Un ejemplo lo podemos ver con este extracto:

"- Ya sabes qué produce el capitalismo. Según Marx y Engels, claro.
- Sus propios enterradores- dijo él.
- Pero estos no son los enterradores. Esto es el libre mercado, sin más. Toda esta gente sólo es una fantasía generada por el mercado. No existen fuera del mercado. A ningún sitio podrían ir si se empeñaran en quedar fuera. No existe ese fuera...
-La cultura del mercado es total. Genera a esos hombres y mujeres. Son necesarios para el sistema que desprecian. Lo dotan de energía y concreción. El impulso que los mueve pertenece al mercado. Son producto de cambio en los distintos mercados del mundo. Por eso mismo existen, para fortalecer y perpetuar el sistema"
 Como se puede ver, la seriedad, la hondura filosófica de las reflexiones dejan poco espacio para lo trivial. Ni siquiera el sexo está visto con una perspectiva simple, sus amantes, aparecen varias de ellas, tienen alma y vida. Y en concreto hay una escena sexual en el libro, pura manifestación del deseo, tan original como no había leído nunca en mi vida. Solo me permito decir que se produce durante un chequeo médico.


     En la obra aparece una especie de antagonista patético de Eric, Benno Levin. Su conversación final es de una tensión maravillosa. En ella es el problema de la identidad y la muerte el que nos atiza casi como si de un puñetazo se tratara. El hombre sin escrúpulos, el tiburón de los negocios, se encuentra solo ante ese momento en el que todos nos tenemos que ver alguna vez y es la culpa y el amor lo que se nos aparece ante los ojos. Así, los sucesivos encuentros que ha ido teniendo con su mujer adquieren al final un sentido global y perfecto. La novela es un definitivo proceso de transformación y también en lo que respecta al amor vemos este proceso. De matrimonio  de conveniencia a amor verdadero.


     Y eso es todo, amigos/as. Un libro más que recomendable. Un saludo atento del Criticón Lector.

viernes, 13 de marzo de 2015

"LA VERDAD Y OTRAS MENTIRAS". SASHA ARANGO

    Seix Barral publica esta novela que ha sido todo un éxito en Alemania. Y la verdad es que no es de extrañar. Se trata de un análisis complejo de la impostura en un personaje, que además de escritor falsario presenta un pasado oculto. La novela muestra la investigación policial que se deriva de los actuaciones de este personaje. Un juego de azares relacionado con la inteligencia intuitiva del personaje nos crea la tensión sobre si será o no descubierto.

     Es una narración amenísima, que se lee de un tirón, en donde se nota la mano de un conocedor de las técnicas narrativas cinematográficas, no en vano, el autor es guionista de series de televisión, género en alza en la actualidad, si de valores culturales hablamos. La sencillez expresiva no quita que haya reflexiones de calado y una sutil estructura en la que en todo momento pasa algo.

    Destaca en la novela el retrato del protagonista, sobre el que gira toda la trama. Embaucador y atractivo, capaz de lo peor y de lo mejor. Su escala moral es difusa y generalmente guiada por un egoísmo profundo. De hecho, en su filosofía de vida el bien es una anomalía; la bondad, desde una perspectiva de las consecuencias que conlleva, generalmente negativas, es un elemento perturbador y extraño. La normalidad está ligada al mal. El personaje utiliza argumentos torticeros para favorecer su egoísmo natural. Solo al final Hayden, que así se llama el protagonista, demuestra debilidad. Su pasado y su mujer forman el meollo del dolor.

    Este personaje se encuentra rodeado por mujeres, fundamentales para el desarrollo de la historia: su mujer y dos amantes sucesivas en el tiempo. Sus decisiones con respecto a ellas, meditadas o desgraciadamente casuales, nos generan la entretenida novela de este autor alemán al que habrá que estar muy atento. Un saludo del Criticón Lector.

jueves, 26 de febrero de 2015

"POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS". ERNEST HEMINGWAY

     Por todos es conocido la figura controvertida del autor de Illinois. Su vida fue una novela en sí misma. Y, precisamente, esa circunstancia ha sido uno de los estigmas de su obra. La comparación constante entre su vida y sus escritos. Su efervescencia vital siempre fue un lastre para su obra, pues es su imagen aventurera y genuina la que queda, más que lo que escribió.

     "Por quién doblan las campanas" es una novela de acción, no exenta de momentos reflexivos, que está ambientada en la Guerra Civil española en un periodo de tres días en los que un dinamitero americano tiene por misión volar un puente. Para ello debe unirse a unos guerrilleros que se encuentran escondidos en las montañas. La visión que se da de la contienda, pese a ser parcial, no es nada militante.

     La guerra es el núcleo temático principal, vista desde la perspectiva individual del protagonista Robert Jordan, trasunto heroico del propio Hemingway. En alguna ocasión se asimila la guerra española con la propia guerra de Secesión americana en la que el abuelo del protagonista participó de forma principal. Ideológicamente, la novela no es simplista, el mejor capítulo de la novela, el X, nos pone delante la brutalidad y el primitivismo de los grupos humanos. En un progresivo envilecimiento de los que se supone que tienen razón, observamos atónitos un espectáculo de horror en el que las figuras humanas acaban cosificadas en un apoteósis de crueldad. El lector siente repugnancia pero a la vez no puede dejar de leer. La guerra se observa desde dentro. Los personajes pertenecen a la famosa guerra de guerrillas, vernácula propuesta en estas latitudes. En este sentido, se puede observar lo que de diferente tiene esta guerra cercana, frente a la más global y fría que puede suponer la de los batallones y los ejércitos en movimiento.

    Dentro de este grupo de partizanos destacan dos figuras, la pareja formada por Pablo y Pilar. Con el primero, cruel y arrepentido, borracho y ladino,  se consiguen algunos de los momentos de mayor tensión narrativa. Así, este se convierte, por momentos en el verdadero antagonista de Robert y parece que todo puede estallar cuando uno y otro se colocan frente a frente. Por otro lado está Pilar, mujer tozuda y con una fuerte personalidad es quien lleva el cotarro en el grupo. Transmite sinceridad y el dolor de la comprensión del propio paso del tiempo. Se manifiesta de lado de Robert y coadyuva e sus propuestas. Probablemente, lo menos logrado de estos personajes es su pintoresquismo. Cuando hablan son complejos, llenos de sentimientos contradictorios, pero a veces caen en la simpleza folclórica, en el tópico de los toros, los gitanos y el carácter español, en esa generalización vacua que siempre lleva aparejada la brutalidad y, al mismo tiempo, la entrega desinteresada que se supone que como pueblo tiene el español.

     La guerra siempre lleva aparejada, como fruto infecto, la muerte. Ello da lugar a sutiles implicaciones morales. Así, la vemos como deber militar frente a la conciencia individualizada. El hecho de matar está tratado desde la óptica fría del militar que cumple órdenes, pero como es lógico ello conlleva problemas de conciencia. En este sentido, el viejo Anselmo, compañero de fatigas de Robert, muestra a la perfección este problema. Aderezado con sutiles disquisiciones ideológicas, como es el pecado en unas personas que viven en un mundo de tradición judeocristiana, pero del que se quiere desembarazar con la ideología comunista que es la punta de lanza del lado republicano. Todo está construido de modo sutil y natural, sin aparecer forzado, simplemente puesto en la mente sencilla de un hombre de campo.

    Dentro de este contexto - definitivo, intenso, y lleno de tensión - surge el amor. Un amor que cambia los principios del protagonista, un romance que se condensa en tres días y que, gracias a ello, irradia momentos sublimes. María es delicada, inocente, angelical, sufridora y con un pasado cargado de vejaciones. Quizá su imagen idílica sea lo más flojo de la novela, pues es un personaje bastante plano. No obstante, su significación dentro de la novela es fundamental, puesto que cambia los cimientos ideológicos del personaje principal.

     Por otro lado, la prosa de Hemingway es fluida y con un marcado tono periodístico. Al fin y al cabo, el autor ejerció de corresponsal y en sus libros busca el efecto de una crónica periodística, en un discurso alejado de esnobismo, grácil y directo. Son conocidas las numerosas críticas que tuvo su estilo sencillo, algunas crueles como las de Nabokov o Borges. Como anécdota está bien recordar que siempre consideró a uno de sus maestros a Pío Baroja, con todo lo que ello conlleva en un sentido estético. Los diálogos abundan en el texto y, en ocasiones, no llevan a ningún sitio. En otras, por el contrario, están llenos de tensión o de elipsis significativas. Los monólogos interiores, abundantes también, son algo simples y el flujo de conciencia refleja una sencillez estructural que en 1940 ya estaba bastante superada. Si bien, reflejan bien lo que es el personaje, sus miedos, sus pasiones, sus ideas y sus contradicciones.

     En conclusión, una novela de interés, con sus virtudes y algunos defectos. Leí en su día "El viejo y el mar", me pareció una obra, quizá menos entretenida, pero más profunda. Aconsejaría la lectura de la epopeya del viejo marinero antes. Un saludo de El Criticón Lector.
    

martes, 10 de febrero de 2015

"OCUPACIONES RARAS". JULIO CORTÁZAR

     Pequeños relatos que bajo el hilo conductor de la familia nos sitúan en el mundo extraño, envolvente y misterioso de Cortázar. La familia es el símbolo de cualquier sociedad, un microcosmos a partir del cual surgen preguntas y se actualizan muchos de los problemas vitales del ser humano. Muchos de estos cuentos están traspasados por un tono humorístico y levemente crítico. Como el propio nombre indica lo raro se aplica aquí a diferentes ocupaciones familiares. La hipérbole y la aparición de un elemento distorsionador que causa un golpe de efecto sorpresivo son dos de los rasgos prototípicos de la cuentística del genio argentino. Pasamos a una breve reseña de cada uno de los cuentos

     SIMULACROS
     Este cuento que empieza con la explicación de lo que viene a ser una familia compleja con la necesidad de hacer cosas, sean estas de la naturaleza que sean, nos explica cómo surge la idea de construir un patíbulo en el jardín y los efectos que ello tiene en el vecindario, el final como no podía ser de otra manera es perturbador y ambiguo. Es la expectación creciente del vecindario la que dota al texto de este halo sombrío, dentro del carácter humorístico del texto.

    ETIQUETA Y PRELACIONES
    Este segundo cuento juega con las palabras y con el efecto que las mismas tienen en la gente. La característica principal del mismo es la sorpresa y el desconcierto en el lector.

    CORREOS Y TELECOMUNICACIONES
    De raigambre claramente surrealista, este cuento nos sitúa en un contexto crítico sobre el nepotismo y la importancia de lo inútil en los contextos burocráticos. En un mundo de grises, la extrañeza, la sorpresa surge, cuando se introducen elementos de color por muy estrambóticos que estos sean. Un final que es la apoteosis del lo vanal, que solo los niños son capaces de sentir.

     PÉRDIDA Y RECUPERACIÓN DEL PELO
     A mi juicio el mejor de los cuentos, que nos traslada a una de las ocupaciones más asombrosas, pero al mismo tiempo clarificadoras desde una perspectiva filosófica. El hecho de aplicar el máximo de los esfuerzos a un ridículo fin es la cuestión sobre la que de modo hiperbólico y humorísitico. El final juega con implicaciones de gran calado sobre la importancia del azar y el esfuerzo. El narrador promueve una suerte de panfleto sobre la importancia de lo vanal.

     TÍA EN DIFICULTADES
     Otro  cuento de implicaciones filosóficas, en este caso nos habla de los miedos del ser humano, de la empatía y, sobre todo, de la falta de la misma cuando uno está caído, con una imagen perturbadora y genial en la que se asimila a la persona con una cucaracha. La foto fija de la cucaracha pataleando vuelta del revés con todas las demás alrededor sin hacerle caso es una imagen desoladora de la condición humana. Y, sin embargo, el cuento termina con una esperanza que pone alivio en lo que toca a toda sociedad.

      TÍA EXPLICADA O NO
      Abundando en el cuento anterior se trata de explicar el horror de la tía a estar de espaldas, la forma más natural de estar. La última forma de estar añado yo.

     LOS POSATIGRES
     "...donde toda acción puede ser causa o efecto de esplendor o de infamia". Un canto extraño a la belleza y el peligro. Y cómo acciones aparentemente vacías de sentido, cobran significado en sí mismas por el simple beneficio de realizarlas. "el equilibrio depende de tan poco y lo pagamos a un precio tan alto, que los breves instantes que siguen al posado y que deciden de su perfección nos arrebatan como de nosotros mismos, arrasan con la tigredad y la humanidad en un solo movimiento
inmóvil que es vértigo, pausa y arribo".

    CONDUCTA EN LOS VELORIOS
    Crítica feroz a la hipocresía, hecha desde el sentido del humor. Imaginar a esta familia siniestra y, al mismo tiempo, bufonesca, boicoteando un velorio, con una estrategia tan pautada convierte este cuento en un prodigio técnico y demoledor. Una familia de hormigas que va destruyendo los cimientos de la hipocresía, con una crueldad feroz e, increíblemente al mismo tiempo, plena de humorismo. Junto con "Pérdida y recuperación del pelo" conforma lo mejor del conjunto articulado de cuentos.

lunes, 12 de enero de 2015

"LA FUENTE DE LA EDAD". LUIS MATEO DÍEZ

     Nos encontramos con un libro que sigue esa tradición tan extendida que es la literatura carnavalesca y festiva, que encarnó mejor que nadie Valle Inclán en las letras de ámbito hispánico. La novela la protagoniza una cohorte de fracasados, una cofradía en la que se mitifica la conjución del lupanar y la taberna y que en sus reuniones llenan sus conversaciones con la utópica idea de encontrar la fuente de la eterna juventud maceradas con la inquina que representa la  competencia con el grupo de sabios oficiales  del Casino. El tono en todo momento es paródico y se mezcla el intelectualismo con la burla, lo que da un claro sentido humorístico al texto. Lo mítico está tratado con sorna y el autor se recrea en autores y obras apócrifas a menudo risibles.

    En su investigación sobre la fuente de la juventud, en la que tienen suma importancia los escritos del presbítero D. José María, la cofradía va encontrando personajes y situaciones de lo más estrafalaria. El muestrario es extenso. Destaca en este punto las odas y las elegías al Cautivo, burro castigado a consecuencia de una acción en la guerra. La oratoria se pone al servicio de lo tragicómico y en secuencias como esta es donde más se puede observar la estela del esperpento valleinclanesco. Por circunstancias, el grupo se encuentra con un Diario donde se puede atisbar pistas sobre el venero tan buscado y deseado. También me parece curioso el personaje de Apio, botarate "campagrillos" que parece una versión moderna de Gollum, el personaje de "El Señor de los Anillos".

    Así, comienza una búsqueda en donde los diálogos y los encuentros con gentes extrañísimas y el progresivo deterioro de los ánimos brotan del texto en lírica expresión. Las discusiones, preñadas de humor y de ocurrencias, de dialéctica callejera y argumentos retóricos y ceremoniosos son la base del caminar. A mí me recuerda en este apartado a los viajes del Quijote, tanto por la forma (la importancia del diálogo, el encuentro con personajes de todo jaez), como por la misma intención del propio viaje, la utópica ensoñación, cándida e inocente búsqueda de la fuente de la juventud. Personajes quijotescos que a medida qua avanza el texto van acercándose al corazón del lector, pese  a lo que de caricaturescos tienen cada uno de ellos.

     A destacar del libro su lenguaje, dotado de una expresividad total, lleno de circunloquios, de paráfrasis, de lenguaje culto mezclado con el de germanía. Si la obra nos traslada a un mundo exagerado y expresionista gran parte de ese logro se debe al lenguaje asignado a los personajes; en el caso del narrador se observa un cierto tono lírico, sobre todo en los pasajes en los que la cofradía se encuentra en medio de los montes, entre valles y fuentes.

     La búsqueda, sin entrar en detalles, acaba en escarnio y el epílogo de la novela es una venganza con el sesgo carnavalesco propio de la obra, anegada en efluvios etílicos y con un final digno de esta maravilla que es este conjunto de cínicos, tabernarios, filósofos y locuaces personajes. Y es que tal y como se dice en la novela " la locura es un sueño virginal, un tránsito de lirios y niebla". Amén. Un saludo del Criticón Lector.