martes, 20 de agosto de 2019

"QUE NADIE DUERMA". JUAN JOSÉ MILLÁS

    En esta novela Juan José Millás nos introduce de lleno en sus habituales obsesiones, en sus temáticas en las que hay una permeabilidad entre la fantasía y la realidad y en esa prosa sencilla y eficaz de experto en el oficio de escribir. Se nos cuenta la historia de una falsa delgada que es echada de la empresa de informática en la que trabaja. En su piso de soltera, en el baño, tiene una especie de iluminación al escuchar el aria nessum dorma de la ópera Turandot de Puccini. Descubre de dónde procede la música y observa que viene de un vecino, al que acaba visitando y del que se enamora sin conocerlo. El vecino, con cuerpo y hechuras de pájaro (veremos que todo lo relativo a los pájaros es transversal en la novela) desaparece del piso y Lucía, que así se llama la protagonista inolvidable que nos regala Millás, decide hacerse taxista y esperar que algún día se suba el vecino del que Lucía ha averiguado que se llama Braulio Botas, su Calaf particular. 

    En el curso de la novela el taxi se convierte en un maravilloso lugar para que observemos el peculiar modo de pensar y vivir de Lucía, que poco a poco va transformándose en Turandot mediante maquillajes que la orientalizan, con lo que se produce uno de los muchos desdoblamientos de la novela. Estos desdoblamientos son un motivo recurrente en la novelística de Millás y dan pie a la reflexión tanto metanarrativa como incluso ideológica o filosófica. Aunque en Millás es tan consustancial que no parece que sea una propuesta sesuda o intelectual. Más bien, forma parte de modo natural en su narrativa.

     De hecho, el juego (o no tan juego) de relaciones entre la realidad y lo imaginado es, desde mi punto de vista, la base fundamental de la novela. Además de Lucía-Turandot y Braulio-Calaf, observamos otros desdoblamientos de trascendencia en el desarrollo de los acontecimientos. Así, vemos  a Lucía como persona y personaje ficticio teatral en forma masculina, lo que me recuerda a una aguda digresión en la novela de Hidalgo Bayal, que comentamos en el post anterior, sobre la escritura de personajes y personas y la diferencia entre unos y otros con relación a su significación en el discurso narrativo. La escena en el que se ve a Lucía como espectadora de sí misma, con lo que ello significa en la historia, es un momento de auténtica genialidad. Otro desdoblamiento en la novela, o quizá lo podríamos denominar metamorfosis, es el de Lucía en pájaro. Lucía se va transformando en una mujer pájaro y el final de este proceso es verdaderamente escalofriante. Otro desdoblamiento curioso y magistralmente contado es el de la ciudad de Madrid, que en la mente y en el taxi de Lucía, pasa a ser Pekín. Una Madrid real es convertida en un Pekín ficticio.

     En definitiva, lo que es una novela de corte humorístico, podríamos decir que con un toque de surrealismo, poco a poco va transformándose en, primero, un artefacto oscuro y, finalmente, en una novela de terror. Porque Lucía se ve envuelta en un engaño, pero no es Lucía un personaje que vaya a dejar pasar de largo la humillación personal. Y para llegar aquí, Millás nos somete a un majestuoso clímax final que, sin duda, merece esta gran novela.

miércoles, 14 de agosto de 2019

"LA ESCAPADA". GONZALO HIDALGO BAYAL

    La obra de Gonzalo Hidalgo Bayal va acaparando cada vez más adeptos, sobre todo lectores que se decantan por lecturas de alto contenido cultural. Esta novela es un ejemplo de cómo con escasos mimbres narrativos se puede mantener un agradable disfrute en el lector. Su propuesta es seria, profunda, pero sin excesos verbales o conceptuales. Entra de lleno en el terreno de la nostalgia, pero sin una huida hacia el sentimentalismo, más bien al contrario, su actitud narrativa es analítica y reflexiva.

    "La escapada" es en puridad la historia de un reencuentro entre dos antiguos compañeros de Universidad: por un lado, el narrador-autor y por otro, el personaje sobre el que se reparte el peso de lo contado, el extraño y redondo Foneto. Este calificativo es el apodo que le llega en la Facultad de Letras por su afición a preguntar en clase sobre asuntos intrincados de Lingüística y más en concreto de Fonética. La escapada es también la jornada que pasan estos dos recién jubilados por las calles de Madrid. A lo largo de esta jornada vamos viendo el pasado conjunto de estos dos compañeros y el devenir vital de Foneto, con un subrayado especial sobre su personalidad.

     "Uno piensa el bayo, y otro el que lo ensilla". Con este leit motiv se nos presenta uno de los temas centrales de la novela, el de las expectativas que los demás tienen con respecto a uno, frente a la evolución real de los acontecimientos y las decisiones personales que nos llevan al lugar que ocupamos. Foneto, que era un alumno sobresaliente y sagaz, ha buscado un voluntario retraimiento. Por azares de la vida Foneto mantiene relación con unos familiares que regentan un quiosco y con el tiempo este quiosco se convertirá en una especie de moderna torre de marfil para él, tras heredarlo, en donde "el quiosco... es el centro del mundo: desde allí se ve cómo la gente pasa, la ciudad se mueve, el mundo gira, pero el quiosco permanece fijo e inmutable". La personalidad de Foneto, tendente a lo formal y lo conceptual le irá trasladando a un modo de vida ascético. Opta por alejarse voluntariamente y sin apenas esfuerzo de las pasiones que mueven al conjunto de seres humanos en una búsqueda de ataraxia muy noventayochesca. Foneto es víctima, además, de lo que él llama el complejo de Segismundo (el personaje parece bien elegido por las implicaciones de ensimismamiento que este tiene), basado en un acontecimiento que  marcó la vida futura de Foneto, el fallo de memoria en una obra universitaria en la que Foneto hacía de Segismundo. Y es que su afán de perfección le hacía perderse exámenes y, en última instancia, este complejo favoreció su retiro del mundo.

    A medida que el vino y el orujo van entrando en los cuerpos, las confidencias crecen y Foneto, pese a su forma de ser poco dada a los efluvios sentimentales, relata sus escasas experiencias amorosas, marcadas todas por el fracaso y, sobre todo, por lo que él llama "los amores gananciales", concepto creado por el propio Foneto que viene a entenderse como aquellos amores que se basan en el interés y la aceptación del otro, en el conformismo. La presencia de este concepto en la mente del protagonista transferida a sus actos hace que rechace la posibilidad del amor con una compañera de Facultad. 

    La escritura de Hidalgo Bayal está plagada de reflexiones lingüísticas, filológicas y librescas, también de juegos de palabras. Se busca con ello la complicidad con un lector culto, especialmente, con el lector filólogo. 

    En definitiva, el libro es una especie de testimonio vital de un personaje insignificante, extraño, de una humanidad delicada, que destaca por las ausencias deseadas  y por su aguda inteligencia. Así en el libro se dice: "... En realidad, Foneto podría elaborar un tratado en defensa de la insignificancia. ya no quedan grandes pasiones, había dicho ante el orujo, solo dolores mediocres. Aunque es probable que nunca haya habido grandes pasiones, añadió"

     Un saludo del Criticón Lector.

viernes, 9 de agosto de 2019

"BERTA ISLA". JAVIER MARÍAS

     Javier Marías es autor reputado, probablemente en el ámbito anglosajón sea uno de los autores más conocidos y estudiados en lengua española. En ocasiones, incluso, se escucha su nombre como uno de los posibles candidatos al galardón del Nobel. No alcanzo a entender tal consideración, después de leer esta novela ahora y algunos cuentos suyos en el pasado.

    Se trata esta de una novela en la que se cuenta la peripecia vital de un matrimonio formado por Berta Isla y Tomás Nevison. Un acontecimiento infortunado obliga al protagonista principal a adentrarse en el complejo y sacrificado mundo del espionaje inglés en los años ochenta; años duros por la presencia de numerosos enemigos de los servicios secretos de su majestad la Reina de Inglaterra. El bloque de los países del Este, con Alemania oriental como foco del espionaje internacional, el Ira, y el periodo de la guerra de las Malvinas. Pero no esta una novela de espionaje, sino de las consecuencias en el matrimonio, en las personas que lo conforman, de esta profesión basada en el engaño, la suplantación, la mentira y la ocultación. 

     Y decía que no entiendo la fama del autor porque observo en el libro una descontrolada verborrea, no a la manera artística, detallada y reveladora de Proust, sino en forma de cansina repetición de argumentos y motivos. Es un libro repetitivo, machacón hasta el extremo, en el que se observan páginas y páginas de relleno en donde la acción no avanza y los pensamientos ¿reflexiones? son de una simplicidad tremenda. La voz del narrador se deja ver constantemente, pero es su reiteración en el mundo interior de los personajes, con las mismas ideas siempre, lo que hace de ella un tostón infumable. El hecho causante de la obligada prestación de servicios de Tomás en el MI6 es bastante ridículo, y más ridículo es que después de años y años de servicio no sospeche en ningún momento de ese acontecimiento hasta prácticamente el final. Los fundamentos de la novela no son sólidos, el desarrollo es fatigoso, aunque, al menos, el final está algo más logrado.

      Berta es una especie de Penelopé a la espera constante de un Ulises desdibujado y poco heroico. El título de la obra es una mentira, la obra da más importancia narrativa a Tomás. Berta es de una pasividad ridícula, diría que anacrónica para el tiempo en el que se desarrolla la trama; además, el narrador se empeña en insistir en los mismos sentimientos y sin apenas variación en la forma, sin matices: el miedo, la incomprensión, el desconocimiento.

     El libro cobra algo de interés ¡después de 341 páginas! con la desaparición de Tomás, en el que la vida de Berta y Tomás se separan. Sus vidas por separado tienen más interés que mientras se mantienen unidos con esas separaciones temporales. Pero el reencuentro que llega es anodino, la presencia del desaparecido y dado por muerto es insustancial. Berta y Tomás mantienen una relación de frialdad por parte de ella, de desasosiego por parte de él. Al final, la imperfección de la pareja, los sentimientos que muestra Berta y la imagen que da del fantasma en que se convertido el marido logran una percepción de que la novela, al menos, está sutilmente concluida. Aunque, sigue sin entenderse muy bien el porqué de la vuelta con Tomás, así como no se entendía el sacrificio de la espera. En conjunto, no parece que el auto capte con finura la psicología del personaje femenino, aunque se empeñe en ello (y es ese empeño el que martiriza).

     En general, no suelo hacer críticas desagradables a los libros, me resulta doloroso por el respeto que tengo a cualquiera que ante la hoja en blanco pretende crear mundos de ficción. El propósito en sí mismo ya merece un reconocimiento. Además, este blog surgió con la idea de hacer reseñas rápidas, sin más intención que trasladar las lecturas de uno a otros lectores para el intercambio y el fomento de las mismas. No obstante, en ocasiones, los demonios interiores sacan sus tridentes y dejan sus víctimas. No creo, de todas maneras, que al ilustre Marías le importe mucho la opinión de un humilde lector. 

     Un saludo del Criticón Lector.