Javier Marías es autor reputado, probablemente en el ámbito anglosajón sea uno de los autores más conocidos y estudiados en lengua española. En ocasiones, incluso, se escucha su nombre como uno de los posibles candidatos al galardón del Nobel. No alcanzo a entender tal consideración, después de leer esta novela ahora y algunos cuentos suyos en el pasado.
Se trata esta de una novela en la que se cuenta la peripecia vital de un matrimonio formado por Berta Isla y Tomás Nevison. Un acontecimiento infortunado obliga al protagonista principal a adentrarse en el complejo y sacrificado mundo del espionaje inglés en los años ochenta; años duros por la presencia de numerosos enemigos de los servicios secretos de su majestad la Reina de Inglaterra. El bloque de los países del Este, con Alemania oriental como foco del espionaje internacional, el Ira, y el periodo de la guerra de las Malvinas. Pero no esta una novela de espionaje, sino de las consecuencias en el matrimonio, en las personas que lo conforman, de esta profesión basada en el engaño, la suplantación, la mentira y la ocultación.
Y decía que no entiendo la fama del autor porque observo en el libro una descontrolada verborrea, no a la manera artística, detallada y reveladora de Proust, sino en forma de cansina repetición de argumentos y motivos. Es un libro repetitivo, machacón hasta el extremo, en el que se observan páginas y páginas de relleno en donde la acción no avanza y los pensamientos ¿reflexiones? son de una simplicidad tremenda. La voz del narrador se deja ver constantemente, pero es su reiteración en el mundo interior de los personajes, con las mismas ideas siempre, lo que hace de ella un tostón infumable. El hecho causante de la obligada prestación de servicios de Tomás en el MI6 es bastante ridículo, y más ridículo es que después de años y años de servicio no sospeche en ningún momento de ese acontecimiento hasta prácticamente el final. Los fundamentos de la novela no son sólidos, el desarrollo es fatigoso, aunque, al menos, el final está algo más logrado.
Berta es una especie de Penelopé a la espera constante de un Ulises desdibujado y poco heroico. El título de la obra es una mentira, la obra da más importancia narrativa a Tomás. Berta es de una pasividad ridícula, diría que anacrónica para el tiempo en el que se desarrolla la trama; además, el narrador se empeña en insistir en los mismos sentimientos y sin apenas variación en la forma, sin matices: el miedo, la incomprensión, el desconocimiento.
El libro cobra algo de interés ¡después de 341 páginas! con la desaparición de Tomás, en el que la vida de Berta y Tomás se separan. Sus vidas por separado tienen más interés que mientras se mantienen unidos con esas separaciones temporales. Pero el reencuentro que llega es anodino, la presencia del desaparecido y dado por muerto es insustancial. Berta y Tomás mantienen una relación de frialdad por parte de ella, de desasosiego por parte de él. Al final, la imperfección de la pareja, los sentimientos que muestra Berta y la imagen que da del fantasma en que se convertido el marido logran una percepción de que la novela, al menos, está sutilmente concluida. Aunque, sigue sin entenderse muy bien el porqué de la vuelta con Tomás, así como no se entendía el sacrificio de la espera. En conjunto, no parece que el auto capte con finura la psicología del personaje femenino, aunque se empeñe en ello (y es ese empeño el que martiriza).
En general, no suelo hacer críticas desagradables a los libros, me resulta doloroso por el respeto que tengo a cualquiera que ante la hoja en blanco pretende crear mundos de ficción. El propósito en sí mismo ya merece un reconocimiento. Además, este blog surgió con la idea de hacer reseñas rápidas, sin más intención que trasladar las lecturas de uno a otros lectores para el intercambio y el fomento de las mismas. No obstante, en ocasiones, los demonios interiores sacan sus tridentes y dejan sus víctimas. No creo, de todas maneras, que al ilustre Marías le importe mucho la opinión de un humilde lector.
Un saludo del Criticón Lector.
Sí el libro es repetitivo, pero interesante.
ResponderEliminarPaco!!!! Me alegra que leas el blog. Un abrazo. La verdad es que no es un libro que me llevaría a una isla desierta. Creo que no leeré Tomás Nevison, el nuevo libro de Marías sobre el personaje masculino de la obra.
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