jueves, 30 de enero de 2020

"ACCESO NO AUTORIZADO " BELÉN GOPEGUI

    Sobre las base de una historia de hackers, Belén Gopegui, intenta mostrarnos con su novela los entresijos del poder, las luchas intestinas en el mismo y el escaso margen de actuación que tienen quienes consideramos los de a pie que tienen grandes posibilidades de intervenir en la vida pública.

     Los protagonistas tejen hilos de relación para acabar en nada. Su intervención, su lucha queda en un infructuoso intento de cambiar la realidad. Un abogado que intenta ayudar a un hacker amigo que se ha metido en un lío con gente peligrosa que pelea por datos y una vicepresidenta del gobierno que esconde inseguridades tras su imagen de imperturbable reina egipcia tratan de conseguir sus objetivos. Él ayudar a su amigo, enamorar a su amiga Amaya, de la que está perdidamente enamorado y volver por la senda del compromiso personal en lo colectivo. Ella llevar a término un proyecto normativo que supondría un giro social a la política del gobierno, escorada más de lo que dicen las siglas del partido a la política liberal. 

     Dicho esto, parece claro que estamos ante una novelización de un periodo histórico concreto de la historia de España, las postrimerías del gobierno Zapatero. La vicepresidenta no puede ser otra que el alter ego de María Teresa Fernández De la Vega. La novela se convierte, pues, en un retrato de una época a la que se añade la trama informática, con sus misterios, su jerga, sus personajes frikis y su insondable capacidad de intromisión en la intimidad y en lo ajeno. De ahí se deriva una de los mejores logros de la novela, el miedo de los personajes. El espía obligado, que es el amigo del abogado, se siente perseguido y vigilado porque quiere dejar de ser un peón en el mafioso organigrama de especuladores de datos.

     Una casualidad hace que el abogado, hacker aficionado, se introduzca en el ordenador personal de la vicepresidenta, y lejos de ser rechazado por esta, ella lo acoge como a un invitado al que le cuenta algunas de sus preocupaciones, en un quid pro quo muy peliculero se entabla una relación, que si no fuera por lo falta de verosimilitud que la encuentro, es de lo mejor de la novela. Para la vicepresidenta el abogado será la flecha (pues así se manifiesta en su ordenador) y con este interlocutor desconocido mostrará un extraño fluir de la conciencia que significa claramente la necesidad de esta compañía real. En sus conversaciones muestra su miedo a mostrarse débil como cuestión aneja al poder.

    Sobre el poder se producen bastantes reflexiones, algunas bastante profundas. Así por ejemplo, "el ejercicio del poder se caracteriza , entre otras cosas, por un continuo ir y venir de secretos que hay que administrar". O sobre las cualidades de quien ejerce el poder: "como todos los perfeccionistas, la vicepresidenta no solía ser demasiado exigente con sus subordinados próximos: disculpaba el error y no pedía rendición de cuentas. Sabía que la medida real eras su propio perfeccionismo". Y, por supuesto, se observan en primera persona las luchas entre los diferentes sectores del socialismo, sus malas artes. En conjunto, se puede intuir la voz de la autora, que acompaña a las reflexiones de la vicepresidenta, cuando se queja de los giros de la política del gobierno y de la decepción que eso le supone. Llega a criticar el posicionamiento del partido con la fuga del marxismo, al hablar con un histórico del partido venido a menos, pero con un halo de figura moral o, mejor dicho, de bastión de los principios del partido.

     En general, me parece una novela fallida en la trama informática, bastante tendenciosa en lo político y correcta en el manejo de las relaciones humanas entre los personajes. Para despedir la reseña pongo una cita extraordinaria del libro, una reflexión oscura y certera en su planteamiento como pregunta sobre el paso del tiempo y la transformación que conlleva. "¿Qué te parece más desolador: mirar a un crío y ver en sus rasgos y gestos al adulto ya vencido, o mirar a un adulto y ver en sus rasgos y gestos al niño que sigue siendo, desvalido, imprudente, fascinado?"

martes, 7 de enero de 2020

"MALA LETRA". SARA MESA

    Conjunto de cuentos de la autora sevillana, nacida en Madrid, que abordan, desde una perspectiva perturbadora o, en todo caso, poco gratificante, los recuerdos y la familia. La autora, una voz personal y potente de la narrativa actual española, nos cuenta en sus relatos, con numerosos sobreentendidos y silencios, historias duras, difíciles de asumir por un público que no sea audaz y con ciertas tragaderas morales. Relatos que, en algunos casos, están interconectados y se explican unos a otros y que en conjunto son un canto a la literariedad y un puñetazo al estómago al biempensante, pues ataca de lleno conceptos base de nuestra sociedad.

    En "El Cárabo", dentro de un ambiente familiar opresivo, también con el elemento nocturno y la naturaleza hostil coadyuvando para la sensación de agobio en el lector, nos cuenta la celebración triste del cumpleaños de una madre de 22 años al cuidado de unos tíos, que suponen una entidad familiar alienante y represora.

    "Mármol" nos reconduce al mundo del pasado, con recuerdos de los niños de los ochenta. Recuerdos oscuros de cuando los abuelos se tiraban por las terrazas. Las referencias a la obsesión por cómo coger el lápiz en el colegio, a la vida del barrio, al primer amor nos traen a la memoria, con nitidez, aquel tiempo de infancia callejera. La anécdota, triste y dura, que hila con los suicidios de los abuelos, es el suicidio del joven amado y surge al encontrarse con una amiga. El final del cuento deriva en una sutil reflexión sobre el hecho literario, sobre el significado de la literatura como recreación y, por tanto, como mentira.

    "Apenas unos milímetros" es un cuento de terror sicológico en el que una docente enseña a un niño cuyo único movimiento es el título homónimo del cuento de sus ojos. El chico, según su cuidadora, se entera de todo. El dilema moral que nos ofrece el relato es desgarrador y nos pone de lleno en el sentido de lo que es el ser humano y de la culpa colectiva de la salud frente a la enfermedad, del sinsentido cósmico del que tiene la papeleta buena frente al que no la tiene.

    "Creamy milk and crunchy chocolate" es un relato sobre el remordimiento y la culpa. Una culpa que raya en lo enfermizo, pues sobrepasa la lógica. También habla del amor, pero un amor basado en la necesidad más que en los principios del amor romántico a los que estamos acostumbrados.

    "Palabras-Piedra"  nos coloca a la joven del cuento de El Cárabo en otra época de su vida, la niñez. La tiranía, la falta de compasión de la tía, se observa en en secuencias tan duras como esta "... otra vez la exigencia, las insinuaciones, las palabras-piedra, el aislamiento, otra vez todo aquello...". La tía ofrece siempre una visión podrida y viciada de la realidad y ello produce efectos perversos en la psique de la niña. El continuo desprecio de "lo llevas en la sangre" en un puritanismo de corte reaccionario, nos deja entrever un misterio en relación con la madre casi de reminiscencias de novela decimonónica.

   "Nada nuevo" es una conversación sobre un relato, un análisis sobre lo que es la ficción. Es un relato donde se juega entre la realidad y la ficción. El protagonista es un viejo coronel franquista de soledad oscura.

     "Nosotros, los blancos" es un relato que empieza con una voz inocente, provinciana, de la que el lector fácilmente se hace partícipe. Una joven que va a visitar a su hermana díscola. Pero conforme avanza el relato, este empieza a rodar zonas oscuras, incómodas, ásperas. La pobreza, la mezquindad, la sangre hasta llegar a un racismo pueril. Y lo que parecía un relato sobre las relaciones familiares, el poder que los padres ejercen sobre las hijas, se ha convertido en un insidioso relato de horror.

    Pero para horror el relato titulado "Papá es de goma", la historia de unos niños con su padre muerto en la cama. El mayor de los hermanos se hace cargo de la situación y sus desvelos, sus logros tienen un punto de lucha por la supervivencia.

     En "¿Qué nos está pasando?" se analizan las relaciones laborales desde una óptica femenina. Pero es la sordidez la que nos convoca. La triste respuesta a la pregunta del título es que lo que pasa es que las mujeres protagonistas se venden. El abuso de poder y la sumisión voluntaria en el trabajo contactan al final del libro con la triste espera de un marido humillado.

     "Picabueyes" nos devuelve a la protagonista de "El Cárabo" en la adolescencia en el pueblo, el deseo de libertad contrasta con lo opresivo de los pensamientos. Su viaje en bicicleta acaba con la cruel intervención de los jóvenes lugareños, que abusan de la jovencita. Pero la preocupación de la niña pese a todo es qué decirles a las tías si no vuelve con la bicicleta, pues se la han roto.

    En "Mustélidos" se vuelven a analizar las relaciones humanas en el contexto laboral, que devienen en cierta imposibilidad de llegar a conectar con el otro. También en este texto se observa el interés de la autora por desentrañar o analizar el hecho literario, pues la protagonista es escritora de cuentos en sus ratos libres. Surge así la idea de la escritura como desagüe, como evasión.