sábado, 1 de agosto de 2015

"SUITE FRANCESA". IRENE NEMIROVSKY

     Escrito en dos partes, aunque incompleto, pues parece ser que debía tener tres, "Suite francesa" es una novela milagrosa. Su publicación es uno de esos milagros que el azar tiene a bien conceder. Es una novela de la segunda guerra mundial, otra más se dirán. Pero es que esta esta escrita desde la presencia. Al leerla, duele pensar en la autora, asesinada en un campo de concentración alemán. Y duele, por la delicadeza con que la autora narra los hechos. Acostumbrados a leer sobre la barbarie nazi - me viene a la mente, por ejemplo la novela que fuera premio Goncourt  de Jonathan Littell,  "Las benévolas" - este libro cuenta las mezquindades de una sociedad en el miedo y la posterior derrota. Pero no hay ensañamiento, toda la novela está teñida de esa regla clásica que impone el decoro.


     La primera parte, "Tempestad en junio", narra la huida de París, la deshumanización generalizada que produce el miedo y, en general, la mezquindad de las clases pudientes. La burguesía queda muy mal parada, más preocupada por sus tarros y porcelanas que por las vidas humanas. Ya desde el principio se atisba el fatal colaboracionismo francés. Dentro de estos personajes, destaca la familia Pericand y, más aún, Gabriel Corte, pomposo y prepotente escritor, que encarna todo lo que de despreciable puede llegar a tener el que cree que su arte está por encima del ser humano. El flujo de gente por las carreteras, la mezcla de clases sociales, ese exilio al sur nos acerca a la problemática existencial de la pérdida y de la ausencia.


     La segunda parte, "Dolce", nos relata la ocupación, después del armisticio, de un batallón alemán de un pueblo cualquiera de Francia. Se analizan las relaciones entre ocupante y ocupado, las tiranteces y también los acercamientos. Principalmente, se analiza la relación entre Lucile y un teniente alemán. Lucile, que tiene a su marido prisionero, y el educado y caballeroso teniente alemán Bruno Von Falk se sienten atraídos poco a poco. Las cavilaciones sicológicas de Lucile, sus pensamientos en relación a lo que le está pasando, son la parte que más consideración requiere. Pues vemos un contenido que nos lleva, sin lugar a dudas, a esas novelas decimonónicas que analizaban hasta el último punto las implicaciones emocionales del adulterio. En este sentido, es una novela de corte clásico.


     También, la prosa es de corte clásico. Muy sentimental a veces. En general, me parece un libro muy bien escrito, pero que parece escrito cincuenta años atrás si no fuera por la temática. Que la edición en Salamandra te cuente la historia del manuscrito y de las hijas de Nemirovsky me parece un acierto, ya que esos hechos ponen en valor el milagro de la literatura y el poder de la misma, tanto de redención como de supervivencia más allá de la propia vida. Un saludo atento de El Criticón Lector.
   

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