lunes, 20 de noviembre de 2023

"UNA HISTORIA RIDÍCULA". LUIS LANDERO

    De nuevo vuelvo a Landero, a su prosa cervantina y golosa, a sus mundos tragicómicos, a sus personajes entre humanos y ridículos que son trasladados por el autor con un halo compasivo y benevolente. Esta historia es ridícula, claro, el mismo título  nos lo avisa. Pero muy humana y con mucho poso. En ese sentido, en este libro Landero es más Landero que nunca. La novela nos cuenta la historia tragicómica contada en primera persona de un personaje locuaz y muy especial en torno al amor loco y de consecuencias catastróficas que siente al conocer a Pepita y cómo sus relaciones y su mundo todo da un vuelco.

     El personaje, Marcial, es un loco-cuerdo o un cuerdo-loco con opiniones y reflexiones interesantísimas que, aunque a veces pueden parecer boutades intelectuales o neuróticas, tienen un fondo de verdad que pone al lector en jaque y en muchas ocasiones frente a un espejo deformante. En este sentido el relato se ve continuamente cortado por sus digresiones. Aunque como Marcial repite machaconamente "él nunca habla en vano". El personaje tiene además comportamientos obsesivos y muy ridículos que proporcionan humor recurrente y entretenimiento seguro. Sus actos están preñados de verdadero rencor social y un indiscutible clasismo y sensación de superioridad moral que desde luego no nos creemos y esconde un corazón acomplejado y neuroasténico. En su discurso variopinto vemos perlas, sobre todos sus reflexiones sobre el amor y los tipos sociales. Y en su complejo a veces, tristemente, nos vemos reflejados. Pues de un modo instintivo Marcial se sabe inferior ya que por rango social y educativo está en un nivel por debajo a su amada Pepita. Por cierto, las interacciones con Pepita son de lo más gracioso del libro. La discordancia entre personas, la triste búsqueda de afecto y aprobación y la lejanía entre lo pensado y lo realmente ocurrido reflejan en clave humorística una doble, a veces hasta triple por la evolución del pensamiento de Marcial, capa de lectura al texto.

     La novela desde el principio se nos muestra como un caso claro de justificación personal ante el acontecimiento final de deshonra. Un encuentro con la novela picaresca primigenia, el Lazarillo de Tormes, que ya habíamos visto anteriormente en Landero. Ese acontecimiento final es apoteósico y, cómo no, un despropósito de dimensiones épicas. Un esperpento de escena contado con el humor habitual de Landero.

    En definitiva, una obra muy divertida, con momentos digresivos de gran altura en el que te introducen perlas en el discurso extravagante del protagonista, con la prosa ya reconocida de un Landero que se gusta y se autorreferencia y en el que nos mete de lleno en la cabeza de uno de esos personajes tan suyos, hilarante, ridículo, estrambótico y fabulador.



martes, 22 de agosto de 2023

"NOSTROMO". JOSEPH CONRAD

     El título nos lleva a cierta confusión pues al nombrar a uno de los personajes, podría parecer eso mismo una novela de personaje, pero lo cierto es que es una novela espacial, donde certeramente y de modo simbólico se nos muestra la recreación de un topos, un lugar de Centroamérica con sus problemas de naturaleza política y social a finales del siglo XIX y principios del XX.

    A través de diferentes personajes, todos perfilados con precisa maestría, se analiza con detalle la situación problemática de Costaguana. La profundidad de miras y el abigarrado conjunto de personajes, tan humanos, que interactúan, maquinan, sobreviven, desean y aman, nos hacen decir sin ningún rubor que estamos ante un libro imperecedero. Nostromo, el capataz de cargadores, audaz y con un sentido del honor trasnochado, Charles Gould, propietario de la mina de plata, centro neurálgico de Sulaco, provincia occidental de Costaguana, su esposa Doña Emilia, con su compleja carga de soledad, su adorador el tétrico y sacrificado doctor Moningham, Decoud, tan fatuo y tan heroico por amor, el sabio y casi estúpidamente idealista, Don José Avellanos, su hija, la seguidora fiel, el inmigrante garibaldino Giorgio Viola y su familia, sus hijas serán fundamentales en la trágica conclusión del libro. Los torpes y zafios militares golpistas, el débil presidente Ribera. En definitiva, una amalgama de personajes, todos perfectamente definidos, que nos trasladan a la vida y evolución de Sulaco. 

    Por si fuera poco, la maestría de Konrad en las descripciones de los lugares nos hacen estar casi viendo a través de las palabras, este lugar imaginario. 

     Se trata de una novela totalizante de múltiples lecturas, principalmente en clave política, pero también en modo alegórico o incluso como novela de aventuras. Lo irremediable es el poso que deja en el lector pues el aliento trágico que desprende no se nos quitará de encima. En el plano político se observa de un modo complejo la lucha entre civilización y barbarie, pero no al modo maniqueísta que podríamos imaginar pues las consecuencias del avance social que el progreso civilizador llevan al nuevo Sulaco siempre tendrá consecuencias indeseables. Todo tiene su precio. Y la civilización siempre buscará esquilmar, recordemos finales del siglo XIX y principios del XX, la matera prima fundamental del lugar, la plata. La plata infausta y abrasadora que mata y subyuga hasta las almas de los más fuertes.

Un saludo atento, El Criticón Lector.

"NÚMERO DOS". DAVID FOENKINOS

     Escritor de éxito internacional, David Foenkinos hace referencia con este título al protagonista de su peculiar historia. Un niño, Martin Hill, que quedó el penúltimo en el casting de Harry Potter y, por tanto, fue el número dos. El olvidado. El que casi pudo tocar las glorias del éxito, el sueño de las fanfarrias. Las consecuencias psicológicas en este pobre chico rechazado al final del proceso, que se transforman en verdaderas patologías, son el hilo conductor de la novela.

    La novela es sencilla, de vuelo corto en lo formal, de trama fácil, pero toca temas de hondura, pues, al fin, nos habla del verdadero sentido del éxito y del fracaso, del poder redentor del amor y de las jugarretas del azar, que algunos han querido asimilar por su escaso calado a los libros de autoayuda.

     Personalmente, me gusta la red de relaciones con los demás personajes cercanos a Martin. El personaje tragicómico del padre, que desaparece pronto, y nos traslada a la importancia de la pérdida en la vida de un niño. La relación macabra y acosadora con el padrastro, especie de psicópata que se ceba con su debilidad. Y la progresiva evolución de la madre, que de personaje anodino y egoísta va transformándose en ese referente materno que todos necesitamos gracias al poder reparador de la comunicación.

     Por último, un buen capítulo final, que, aunque puede ser catalogado de facilón y casi naif, supone un encuentro para mi gusto original y de algún modo reparador y que, asimismo, casa con la historia contada. El tono general de la historia, las sufridas vivencias del protagonista no son un ejemplo de obra clásica y grandilocuente en el que la potencia del fatum invite a la tragedia, sino que el libro en su libre discurrir sabemos que desembocará en una suerte de catarsis de Martin. Eso lo sabíamos desde la primera página. Que toque temas de hondura como hemos planteado al principio no lo convierte en un libro excesivamente profundo o trascendente. Es desde el principio una lectura amena que nos invita a pensar en las consecuencias de ser el otro. Y en la autopercepción del fracaso. Y observando estas últimas palabras se entiende el porqué algunos emparentan el libro con la autoayuda. No llego yo a tanto, la verdad.

Saludos cordiales. El Criticón Lector.


jueves, 16 de marzo de 2023

"ESCUELA DE ROBINSONES". JULIO VERNE

     Uno de los placeres lectores más infravalorados es el de volver a las lecturas que en la infancia o juventud nos subyugaron. A menudo suele decirse que aquellas lecturas se nos vuelven fútiles, de escaso valor estético o literario y esos mismos comentarios abundan en la decepción de aquello que teníamos idealizado. Confieso que me ha pasado en alguna ocasión, pero generalmente lo que ocurre es que uno se retrotrae como por encantamiento a aquellos años en que cada lectura era un descubrimiento, un hallazgo, y, sobre todas las cosas, una forma de moldear el carácter con el que viajamos por los azarosos caminos de la vida. Entre estas novelas están, cómo no, las de Julio Verne. "Escuela de Robinsones" es una de esas que me quedó por leer en aquellos años de sueños y trementina.

     La lectura de estos libros siempre es agradable. Se trata de una novela de formación o bildungsroman tramposilla mezclada con la aventura pura y dura. El protagonista se ve obligado a aprender tras quedar varado en una isla desierta y a tener que subsistir acompañado del cobarde y ridículo profesor de baile Tartelett. La isla pondrá a prueba su valentía y, sobre todo, su ingenio para solucionar problemas de tipo práctico y capacidad de trabajo para realizar las tareas.

     El problema del libro es que es previsible. Desde el principio imaginamos el desenlace. Su gran acierto es que a pesar de ello es un libro entretenido, repleto de retazos de humor y en el que el contraste entre Tartelett y el joven Gottfrey realzan de manera dialógica las virtudes del aprendizaje. El humor y el ritmo, por otro lado, es otra de las excelencias del libro.

     Lectura gozosa, muy apta para jóvenes, Verne siempre es un acierto para viajar sentado en la butaca. Quizá esta no sea una de sus obras señeras, pero merece la pena perder alguna tarde para disfrutar como observador de las vicisitudes de estos personajes en pleno Océano Pacífico.

     Y nada más. Saludos afectuosos. El Criticón Lector.

viernes, 3 de marzo de 2023

"AUTORRETRATO SIN MÍ". FERNANDO ARAMBURU

   Auténtica joya literaria, de sublime sensibilidad y autoanálisis, más que comentarios merece que sus textos hablen de sí misma. 

"En años jóvenes, acompañado de amigos, profesé la rebeldía. Quizá la profese aún, no estoy seguro, sin sentirme tentado de proclamarme señor del fuego ni empuñar un martillo por la calle. Unas palabras que juzgo sabias, debidas a Camus, detuvieron a tiempo mi mano.

Como todo joven rebelde, movido de inconformismo, también dije que no. Pero luego aprendí que ese es un acto incompleto, con frecuencia nocivo, a menos que un sí le siga de inmediato. La negación continua, el estrago y los gritos de poco valen, si es que valen algo, sin la consiguiente aportación constructiva. Esto asimilado, ya nunca tuve excusa para hacer daño a un semejante. Y cuando fui injusto, lo supe y me dolió.

Agradezco a Albert Camus que me enseñara a amar al hombre por encima de la idea, y a amar la cara del hombre por encima del hombre, y a amar los ojos, la frente, la boca personal del hombre por encima de su cara. Convivo desde entonces con cada uno de los ciudadanos y no con el gentío, con el pobre de la esquina y no con la pobreza, con mis cejas tristes en el espejo y no con el espejo".

"Ser humano es mi vocación, mi tozudez y mi condena. A mí que no me saquen de ser hombre humano porque de otra forma yo no quiero ser. Seré, sabiendo a qué me arriesgo, débil hasta reventar de fuerza. Me agarraré, para no caerme, en medio de la noche a un palo de bondad. Recorreré las calles recogiendo las lágrimas perdidas por la gente.

Te lo debo a ti, Isabel, a cuyo lado, sin que te dieras cuenta, aprendí la compasión".

" Me vino entonces esta propensión a esperar por esperar, a esperar no sé qué ni a quién. Me habitué a alegrarme poco a poco por baratijas como las puestas de sol y esas estúpidas flores al borde del camino. Me tomó esta parsimonia que llena de nada mi cabeza. Se adueñó de mí esta gratitud que me sale de la boca como saliva floja cada vez que veo un pájaro en la rama. Y todo esto me lo tengo merecido por aquel mal paso que di, por aquella infortunada idea de situarme ante la niebla del espejo. Lo recuerdo perfectamente porque ocurrió el día en que perdí la juventud".

" En los vocablos ordenados con mayor o menor pericia por un hombre a quien ni siquiera conozco personalmente, por una mujer que quizá ya no vive, busco porciones de profundidad que procuren espacios nuevos a mi defectuoso entendimiento. Busco un poco de música verbal que me consuele y me emocione. Busco, en fin, aquellas invenciones curiosas, intensas, divertidas, dramáticas, que, ideadas por un escritor de genio y revividas por un lector atento, continúan significando en unas páginas.

Horas gratas, horas de serenidad, que generosamente deparan a un hombre el aliciente de una aventura en su crepúsculo. Una prosa que acierta a fluir con maestría, en la que se aúnan la naturalidad y la perspicacia, la elegancia. Unos versos finos como hilos de cristal que pronuncio con cuidado, en voz baja, para que no se rompan. No se me ocurre con qué mayores dones podría despedirme del día."

Como ven, un libro preñado de lirismo, de bondad, de serena madurez. Un paseo por la vida de sí mismo en tercera persona para alejarse de ese sí mismo que es el extraordinario autor Aramburu. El desdoblamiento como recurso, pero también, por qué no decirlo, como seña de humildad.

Saludos cordiales. El Criticón Lector.

viernes, 30 de septiembre de 2022

"EL ABRAZO DEL MONSTRUO". FÉLIX J. PALMA

     Novela negra escrita con la innegable intención de ser un best sellers, "El abrazo del monstruo" nos introduce en una historia de amor y violencia, del mal contra el bien y, principalmente, de la lucha de un hombre por salvar a su hija y vencer a sus miedos más atávicos.

    El protagonista, escritor de novelas negras, también y con estatus de novelista venido a menos es el héroe de la historia. Un héroe muy humano, llenito de defectos, al que lo salva el amor y que también salva por amor. Como es lógico, como buen héroe tiene su antagonista en un antihéroe que es la encarnación del mal casi absoluta: el monstruo. Un monstruo que traspasa casi de modo sobrenatural las páginas de un libro, "Sangre y ámbar", y se reencarna en la realidad.

     De la novela destacaría su vinculación con lo metaliterario, lo que en una novela negra escrita para el puro entretenimiento tiene una innegable valentía. En la novela se cuentan dos historias, una ambientada en la Barcelona actual y que se centra en el secuestro de la hija del protagonista, y otra que se ambienta en la Barcelona de principios de siglo (y que nos traslada a esa ciudad prodigiosa de Mendoza) que es la recreada por el escritor en su obra. El hecho de que tenga tanta importancia en el argumento esta novela escrita por nuestro protagonista permite que se realicen jugosos, y muy a menudo irónicos y desacralizadores, comentarios sobre el hecho de escribir. Las intersecciones entre ambas historias se manejan desde un punto de vista estructural con solvencia por el autor.

      Al mismo tiempo, se trata de una novela muy cinematográfica. No me extrañaría que, con el presupuesto adecuado, esta novela se llevara al cine porque indiscutiblemente desde su propia génesis se observa esta posibilidad. Las escenas, los diálogos, los giros e incluso la narrativa es, como digo, muy cinematográfica, en numerosos momentos.

     Otro punto interesante es la visión del autor de las relaciones familiares y de amistad. Están plagadas de secretos. Las máscaras se convierten en motivos indispensables para que la trama avance. El descubrimiento del interior del otro supondrá en muchos casos la crisis que generará la catarsis necesaria. En el caso del protagonista, sus miedos escondidos desde la infancia, en el caso de su mujer, secretos no confesados. En el mismo caso, estamos con su hija y con su amigo policía encargado de la investigación. En general, se traslada cierto pesimismo sobre las relaciones que solo con las sinceridad podrán ser salvadas.

     Personalmente, me ha parecido algo largo el texto, aunque la trama avanza muy bien y el deseo de continuar leyendo, de saber más, que suele ser el objetivo principal de estas novelas, está más que logrado.

martes, 30 de agosto de 2022

"PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS". MARIO VARGAS LLOSA

     Vargas Llosa y su extraordinaria capacidad para narrar nos traslada a la selva peruana, a la ciudad de Iquitos, para mostrarnos su versatilidad como escritor, adaptándose sin problemas a todo tipo de subgéneros novelísticos. En este caso, tantea la novela de humor o paródica. 

     El capitán Pantaleón Pantoja, protagonista de la historia, es una especie de Quijote que, ante un problema suscitado en un contexto periférico, la selva peruana, intenta deshacer entuertos. La desconexión entre la realidad presentada y la misión a ejecutar crea la situación grotesca que consigue el efecto cómico perseguido en el lector. Y es que el problema que requiere de la intervención del diligente capitán Pantoja es de índole sexual, ya que se producen estragos entre la población femenina  por el excesivo ardor erótico de los destacados en la zona. Achacándolo al clima, los generales mandan a Pantaleón Pantoja para que cree un servicio de visitadoras (putas) que así calme, o al menos sofoque, dicha excitación colectiva. Pese a no desear este destino, el eficiente Pantaleón  en cumplimiento del deber acondiciona y pone en marcha dicho servicio con la intención de que sea secreto y al margen del ejército por cuestiones lógicas de imagen.

     El traslado a Iquitos y la obsesiva personalidad perfeccionista de Pantaleón tendrá consecuencias en su vida familiar, pues los contactos, las habladurías y la dedicación "excesiva"  de este llegarán a oídos de su mujer Pochita, que previamente experimentó el hecho cierto de que el clima, o el ambiente, o lo que quiera que sea en la zona, aflorara en el ánimo del joven capitán el entusiasmo sicalíptico que, precisamente, fue designado a aliviar. Con el paso de los capítulos vemos como el capitán se encapricha de la Brasileña, visitadora de una belleza exótica sin igual que apartará a Pantaleón y que tendrá una importancia capital en la resolución de la novela.

     Paralelamente, a los avances de Pantaleón en la organización del servicio, se nos advierte de la presencia del hermano Francisco, santón exaltado y fanático, que promueve una secta apocalíptica que va crucificando animalitos por doquier. En esta parte de la novela se observa ya el estudio de las masas y el poder catalizador de estos visionarios que expondrá Vargas Llosa en una de sus obras maestras: "La guerra del fin del mundo".

     Con el paso de los capítulos vamos observando como el servicio está destinado a morir de éxito. Con un barco, un avión y numerosos recursos humanos y de todo tipo es imposible que pase desapercibido. En el momento en el que por circunstancias de argumento se desvela la verdad (conocida por todos), es el fin de tan exitoso servicio.

     La narrativa ofrecida por Vargas Llosa en esta novela de 1973 mantiene los experimentos estéticos tan habituales en los autores del boom en sus primeras novelas. Una narrativa variada, heterogénea, en donde se plasman partes militares de aséptica mirada que chocan con el objetivo a realizar (los cálculos logísticos de Pantaleón ante la misión son, en ese sentido, desternillantes) , conversaciones múltiples que se mezclan sin solución de continuidad con singulares efectos estético-humorísticos como el que muestra las expectativas de la familia para el nuevo destino y las intenciones del alto mando con Panta, programas radiofónicos de rimbombantes resonancias y exageradas modulaciones, pesadillas en las que la narración onírica y surrealista juega su papel desvelador (genial la pesadilla de las almorranas), cartas en las que, de modo indirecto, nos enteramos de cómo evoluciona el argumento de la novela. En definitiva, un compendio de técnicas narrativas en las que Vargas Llosa nos muestra su competencia en el oficio de ser escritor.

     En conclusión, se trata de una novela muy bien hecha, de un escritor que, como mínimo, siempre es sólido, con una clara intención paródica en donde ejército y falsa religión salen muy mal parados. Y, desde luego, es una novela muy entretenida de leer.

     Un saludo del Criticón Lector.