Por todos es conocido la figura controvertida del autor de Illinois. Su vida fue una novela en sí misma. Y, precisamente, esa circunstancia ha sido uno de los estigmas de su obra. La comparación constante entre su vida y sus escritos. Su efervescencia vital siempre fue un lastre para su obra, pues es su imagen aventurera y genuina la que queda, más que lo que escribió.
"Por quién doblan las campanas" es una novela de acción, no exenta de momentos reflexivos, que está ambientada en la Guerra Civil española en un periodo de tres días en los que un dinamitero americano tiene por misión volar un puente. Para ello debe unirse a unos guerrilleros que se encuentran escondidos en las montañas. La visión que se da de la contienda, pese a ser parcial, no es nada militante.
La guerra es el núcleo temático principal, vista desde la perspectiva individual del protagonista Robert Jordan, trasunto heroico del propio Hemingway. En alguna ocasión se asimila la guerra española con la propia guerra de Secesión americana en la que el abuelo del protagonista participó de forma principal. Ideológicamente, la novela no es simplista, el mejor capítulo de la novela, el X, nos pone delante la brutalidad y el primitivismo de los grupos humanos. En un progresivo envilecimiento de los que se supone que tienen razón, observamos atónitos un espectáculo de horror en el que las figuras humanas acaban cosificadas en un apoteósis de crueldad. El lector siente repugnancia pero a la vez no puede dejar de leer. La guerra se observa desde dentro. Los personajes pertenecen a la famosa guerra de guerrillas, vernácula propuesta en estas latitudes. En este sentido, se puede observar lo que de diferente tiene esta guerra cercana, frente a la más global y fría que puede suponer la de los batallones y los ejércitos en movimiento.
Dentro de este grupo de partizanos destacan dos figuras, la pareja formada por Pablo y Pilar. Con el primero, cruel y arrepentido, borracho y ladino, se consiguen algunos de los momentos de mayor tensión narrativa. Así, este se convierte, por momentos en el verdadero antagonista de Robert y parece que todo puede estallar cuando uno y otro se colocan frente a frente. Por otro lado está Pilar, mujer tozuda y con una fuerte personalidad es quien lleva el cotarro en el grupo. Transmite sinceridad y el dolor de la comprensión del propio paso del tiempo. Se manifiesta de lado de Robert y coadyuva e sus propuestas. Probablemente, lo menos logrado de estos personajes es su pintoresquismo. Cuando hablan son complejos, llenos de sentimientos contradictorios, pero a veces caen en la simpleza folclórica, en el tópico de los toros, los gitanos y el carácter español, en esa generalización vacua que siempre lleva aparejada la brutalidad y, al mismo tiempo, la entrega desinteresada que se supone que como pueblo tiene el español.
La guerra siempre lleva aparejada, como fruto infecto, la muerte. Ello da lugar a sutiles implicaciones morales. Así, la vemos como deber militar frente a la conciencia individualizada. El hecho de matar está tratado desde la óptica fría del militar que cumple órdenes, pero como es lógico ello conlleva problemas de conciencia. En este sentido, el viejo Anselmo, compañero de fatigas de Robert, muestra a la perfección este problema. Aderezado con sutiles disquisiciones ideológicas, como es el pecado en unas personas que viven en un mundo de tradición judeocristiana, pero del que se quiere desembarazar con la ideología comunista que es la punta de lanza del lado republicano. Todo está construido de modo sutil y natural, sin aparecer forzado, simplemente puesto en la mente sencilla de un hombre de campo.
Dentro de este contexto - definitivo, intenso, y lleno de tensión - surge el amor. Un amor que cambia los principios del protagonista, un romance que se condensa en tres días y que, gracias a ello, irradia momentos sublimes. María es delicada, inocente, angelical, sufridora y con un pasado cargado de vejaciones. Quizá su imagen idílica sea lo más flojo de la novela, pues es un personaje bastante plano. No obstante, su significación dentro de la novela es fundamental, puesto que cambia los cimientos ideológicos del personaje principal.
Por otro lado, la prosa de Hemingway es fluida y con un marcado tono periodístico. Al fin y al cabo, el autor ejerció de corresponsal y en sus libros busca el efecto de una crónica periodística, en un discurso alejado de esnobismo, grácil y directo. Son conocidas las numerosas críticas que tuvo su estilo sencillo, algunas crueles como las de Nabokov o Borges. Como anécdota está bien recordar que siempre consideró a uno de sus maestros a Pío Baroja, con todo lo que ello conlleva en un sentido estético. Los diálogos abundan en el texto y, en ocasiones, no llevan a ningún sitio. En otras, por el contrario, están llenos de tensión o de elipsis significativas. Los monólogos interiores, abundantes también, son algo simples y el flujo de conciencia refleja una sencillez estructural que en 1940 ya estaba bastante superada. Si bien, reflejan bien lo que es el personaje, sus miedos, sus pasiones, sus ideas y sus contradicciones.
En conclusión, una novela de interés, con sus virtudes y algunos defectos. Leí en su día "El viejo y el mar", me pareció una obra, quizá menos entretenida, pero más profunda. Aconsejaría la lectura de la epopeya del viejo marinero antes. Un saludo de El Criticón Lector.
jueves, 26 de febrero de 2015
martes, 10 de febrero de 2015
"OCUPACIONES RARAS". JULIO CORTÁZAR
Pequeños relatos que bajo el hilo conductor de la familia nos sitúan en el mundo extraño, envolvente y misterioso de Cortázar. La familia es el símbolo de cualquier sociedad, un microcosmos a partir del cual surgen preguntas y se actualizan muchos de los problemas vitales del ser humano. Muchos de estos cuentos están traspasados por un tono humorístico y levemente crítico. Como el propio nombre indica lo raro se aplica aquí a diferentes ocupaciones familiares. La hipérbole y la aparición de un elemento distorsionador que causa un golpe de efecto sorpresivo son dos de los rasgos prototípicos de la cuentística del genio argentino. Pasamos a una breve reseña de cada uno de los cuentos
SIMULACROS
Este cuento que empieza con la explicación de lo que viene a ser una familia compleja con la necesidad de hacer cosas, sean estas de la naturaleza que sean, nos explica cómo surge la idea de construir un patíbulo en el jardín y los efectos que ello tiene en el vecindario, el final como no podía ser de otra manera es perturbador y ambiguo. Es la expectación creciente del vecindario la que dota al texto de este halo sombrío, dentro del carácter humorístico del texto.
ETIQUETA Y PRELACIONES
Este segundo cuento juega con las palabras y con el efecto que las mismas tienen en la gente. La característica principal del mismo es la sorpresa y el desconcierto en el lector.
CORREOS Y TELECOMUNICACIONES
De raigambre claramente surrealista, este cuento nos sitúa en un contexto crítico sobre el nepotismo y la importancia de lo inútil en los contextos burocráticos. En un mundo de grises, la extrañeza, la sorpresa surge, cuando se introducen elementos de color por muy estrambóticos que estos sean. Un final que es la apoteosis del lo vanal, que solo los niños son capaces de sentir.
PÉRDIDA Y RECUPERACIÓN DEL PELO
A mi juicio el mejor de los cuentos, que nos traslada a una de las ocupaciones más asombrosas, pero al mismo tiempo clarificadoras desde una perspectiva filosófica. El hecho de aplicar el máximo de los esfuerzos a un ridículo fin es la cuestión sobre la que de modo hiperbólico y humorísitico. El final juega con implicaciones de gran calado sobre la importancia del azar y el esfuerzo. El narrador promueve una suerte de panfleto sobre la importancia de lo vanal.
TÍA EN DIFICULTADES
Otro cuento de implicaciones filosóficas, en este caso nos habla de los miedos del ser humano, de la empatía y, sobre todo, de la falta de la misma cuando uno está caído, con una imagen perturbadora y genial en la que se asimila a la persona con una cucaracha. La foto fija de la cucaracha pataleando vuelta del revés con todas las demás alrededor sin hacerle caso es una imagen desoladora de la condición humana. Y, sin embargo, el cuento termina con una esperanza que pone alivio en lo que toca a toda sociedad.
TÍA EXPLICADA O NO
Abundando en el cuento anterior se trata de explicar el horror de la tía a estar de espaldas, la forma más natural de estar. La última forma de estar añado yo.
LOS POSATIGRES
"...donde toda acción puede ser causa o efecto de esplendor o de infamia". Un canto extraño a la belleza y el peligro. Y cómo acciones aparentemente vacías de sentido, cobran significado en sí mismas por el simple beneficio de realizarlas. "el equilibrio depende de tan poco y lo pagamos a un precio tan alto, que los breves instantes que siguen al posado y que deciden de su perfección nos arrebatan como de nosotros mismos, arrasan con la tigredad y la humanidad en un solo movimiento
inmóvil que es vértigo, pausa y arribo".
CONDUCTA EN LOS VELORIOS
Crítica feroz a la hipocresía, hecha desde el sentido del humor. Imaginar a esta familia siniestra y, al mismo tiempo, bufonesca, boicoteando un velorio, con una estrategia tan pautada convierte este cuento en un prodigio técnico y demoledor. Una familia de hormigas que va destruyendo los cimientos de la hipocresía, con una crueldad feroz e, increíblemente al mismo tiempo, plena de humorismo. Junto con "Pérdida y recuperación del pelo" conforma lo mejor del conjunto articulado de cuentos.
SIMULACROS
Este cuento que empieza con la explicación de lo que viene a ser una familia compleja con la necesidad de hacer cosas, sean estas de la naturaleza que sean, nos explica cómo surge la idea de construir un patíbulo en el jardín y los efectos que ello tiene en el vecindario, el final como no podía ser de otra manera es perturbador y ambiguo. Es la expectación creciente del vecindario la que dota al texto de este halo sombrío, dentro del carácter humorístico del texto.
ETIQUETA Y PRELACIONES
Este segundo cuento juega con las palabras y con el efecto que las mismas tienen en la gente. La característica principal del mismo es la sorpresa y el desconcierto en el lector.
CORREOS Y TELECOMUNICACIONES
De raigambre claramente surrealista, este cuento nos sitúa en un contexto crítico sobre el nepotismo y la importancia de lo inútil en los contextos burocráticos. En un mundo de grises, la extrañeza, la sorpresa surge, cuando se introducen elementos de color por muy estrambóticos que estos sean. Un final que es la apoteosis del lo vanal, que solo los niños son capaces de sentir.
PÉRDIDA Y RECUPERACIÓN DEL PELO
A mi juicio el mejor de los cuentos, que nos traslada a una de las ocupaciones más asombrosas, pero al mismo tiempo clarificadoras desde una perspectiva filosófica. El hecho de aplicar el máximo de los esfuerzos a un ridículo fin es la cuestión sobre la que de modo hiperbólico y humorísitico. El final juega con implicaciones de gran calado sobre la importancia del azar y el esfuerzo. El narrador promueve una suerte de panfleto sobre la importancia de lo vanal.
TÍA EN DIFICULTADES
Otro cuento de implicaciones filosóficas, en este caso nos habla de los miedos del ser humano, de la empatía y, sobre todo, de la falta de la misma cuando uno está caído, con una imagen perturbadora y genial en la que se asimila a la persona con una cucaracha. La foto fija de la cucaracha pataleando vuelta del revés con todas las demás alrededor sin hacerle caso es una imagen desoladora de la condición humana. Y, sin embargo, el cuento termina con una esperanza que pone alivio en lo que toca a toda sociedad.
TÍA EXPLICADA O NO
Abundando en el cuento anterior se trata de explicar el horror de la tía a estar de espaldas, la forma más natural de estar. La última forma de estar añado yo.
LOS POSATIGRES
"...donde toda acción puede ser causa o efecto de esplendor o de infamia". Un canto extraño a la belleza y el peligro. Y cómo acciones aparentemente vacías de sentido, cobran significado en sí mismas por el simple beneficio de realizarlas. "el equilibrio depende de tan poco y lo pagamos a un precio tan alto, que los breves instantes que siguen al posado y que deciden de su perfección nos arrebatan como de nosotros mismos, arrasan con la tigredad y la humanidad en un solo movimiento
inmóvil que es vértigo, pausa y arribo".
CONDUCTA EN LOS VELORIOS
Crítica feroz a la hipocresía, hecha desde el sentido del humor. Imaginar a esta familia siniestra y, al mismo tiempo, bufonesca, boicoteando un velorio, con una estrategia tan pautada convierte este cuento en un prodigio técnico y demoledor. Una familia de hormigas que va destruyendo los cimientos de la hipocresía, con una crueldad feroz e, increíblemente al mismo tiempo, plena de humorismo. Junto con "Pérdida y recuperación del pelo" conforma lo mejor del conjunto articulado de cuentos.
lunes, 12 de enero de 2015
"LA FUENTE DE LA EDAD". LUIS MATEO DÍEZ
Nos encontramos con un libro que sigue esa tradición tan extendida que es la literatura carnavalesca y festiva, que encarnó mejor que nadie Valle Inclán en las letras de ámbito hispánico. La novela la protagoniza una cohorte de fracasados, una cofradía en la que se mitifica la conjución del lupanar y la taberna y que en sus reuniones llenan sus conversaciones con la utópica idea de encontrar la fuente de la eterna juventud maceradas con la inquina que representa la competencia con el grupo de sabios oficiales del Casino. El tono en todo momento es paródico y se mezcla el intelectualismo con la burla, lo que da un claro sentido humorístico al texto. Lo mítico está tratado con sorna y el autor se recrea en autores y obras apócrifas a menudo risibles.
En su investigación sobre la fuente de la juventud, en la que tienen suma importancia los escritos del presbítero D. José María, la cofradía va encontrando personajes y situaciones de lo más estrafalaria. El muestrario es extenso. Destaca en este punto las odas y las elegías al Cautivo, burro castigado a consecuencia de una acción en la guerra. La oratoria se pone al servicio de lo tragicómico y en secuencias como esta es donde más se puede observar la estela del esperpento valleinclanesco. Por circunstancias, el grupo se encuentra con un Diario donde se puede atisbar pistas sobre el venero tan buscado y deseado. También me parece curioso el personaje de Apio, botarate "campagrillos" que parece una versión moderna de Gollum, el personaje de "El Señor de los Anillos".
Así, comienza una búsqueda en donde los diálogos y los encuentros con gentes extrañísimas y el progresivo deterioro de los ánimos brotan del texto en lírica expresión. Las discusiones, preñadas de humor y de ocurrencias, de dialéctica callejera y argumentos retóricos y ceremoniosos son la base del caminar. A mí me recuerda en este apartado a los viajes del Quijote, tanto por la forma (la importancia del diálogo, el encuentro con personajes de todo jaez), como por la misma intención del propio viaje, la utópica ensoñación, cándida e inocente búsqueda de la fuente de la juventud. Personajes quijotescos que a medida qua avanza el texto van acercándose al corazón del lector, pese a lo que de caricaturescos tienen cada uno de ellos.
A destacar del libro su lenguaje, dotado de una expresividad total, lleno de circunloquios, de paráfrasis, de lenguaje culto mezclado con el de germanía. Si la obra nos traslada a un mundo exagerado y expresionista gran parte de ese logro se debe al lenguaje asignado a los personajes; en el caso del narrador se observa un cierto tono lírico, sobre todo en los pasajes en los que la cofradía se encuentra en medio de los montes, entre valles y fuentes.
La búsqueda, sin entrar en detalles, acaba en escarnio y el epílogo de la novela es una venganza con el sesgo carnavalesco propio de la obra, anegada en efluvios etílicos y con un final digno de esta maravilla que es este conjunto de cínicos, tabernarios, filósofos y locuaces personajes. Y es que tal y como se dice en la novela " la locura es un sueño virginal, un tránsito de lirios y niebla". Amén. Un saludo del Criticón Lector.
En su investigación sobre la fuente de la juventud, en la que tienen suma importancia los escritos del presbítero D. José María, la cofradía va encontrando personajes y situaciones de lo más estrafalaria. El muestrario es extenso. Destaca en este punto las odas y las elegías al Cautivo, burro castigado a consecuencia de una acción en la guerra. La oratoria se pone al servicio de lo tragicómico y en secuencias como esta es donde más se puede observar la estela del esperpento valleinclanesco. Por circunstancias, el grupo se encuentra con un Diario donde se puede atisbar pistas sobre el venero tan buscado y deseado. También me parece curioso el personaje de Apio, botarate "campagrillos" que parece una versión moderna de Gollum, el personaje de "El Señor de los Anillos".
Así, comienza una búsqueda en donde los diálogos y los encuentros con gentes extrañísimas y el progresivo deterioro de los ánimos brotan del texto en lírica expresión. Las discusiones, preñadas de humor y de ocurrencias, de dialéctica callejera y argumentos retóricos y ceremoniosos son la base del caminar. A mí me recuerda en este apartado a los viajes del Quijote, tanto por la forma (la importancia del diálogo, el encuentro con personajes de todo jaez), como por la misma intención del propio viaje, la utópica ensoñación, cándida e inocente búsqueda de la fuente de la juventud. Personajes quijotescos que a medida qua avanza el texto van acercándose al corazón del lector, pese a lo que de caricaturescos tienen cada uno de ellos.
A destacar del libro su lenguaje, dotado de una expresividad total, lleno de circunloquios, de paráfrasis, de lenguaje culto mezclado con el de germanía. Si la obra nos traslada a un mundo exagerado y expresionista gran parte de ese logro se debe al lenguaje asignado a los personajes; en el caso del narrador se observa un cierto tono lírico, sobre todo en los pasajes en los que la cofradía se encuentra en medio de los montes, entre valles y fuentes.
La búsqueda, sin entrar en detalles, acaba en escarnio y el epílogo de la novela es una venganza con el sesgo carnavalesco propio de la obra, anegada en efluvios etílicos y con un final digno de esta maravilla que es este conjunto de cínicos, tabernarios, filósofos y locuaces personajes. Y es que tal y como se dice en la novela " la locura es un sueño virginal, un tránsito de lirios y niebla". Amén. Un saludo del Criticón Lector.
viernes, 12 de diciembre de 2014
"LA TEJEDORA DE SUEÑOS". ANTONIO BUERO VALLEJO
En esta revisión dramatizada del mito de Ulises, Buero nos zarandea y nos obliga a pensar sobre la idea del triunfo, o más bien sobre lo mucho que esconde de falso el triunfo a ojos de la sociedad. Una drama con resonancias trágicas, de ideas y de personajes, pero de escasa acción. Salvo en el último acto en el que se precipitan los acontecimientos para dar paso a las reflexiones finales, con cierto calado filosófico.
El procedimiento que realiza el autor para transformar el mito es la desnaturalización de los personajes, estos se ven vaciados de sus virtudes legendarias y, por tanto, son complejizados. Ulises deja de ser ese héroe sublime en astucia e inteligencia y en un final antológico se observa lo que en realidad esconde esa astucia, que por ser de capital importancia en la conclusión de la obra me guardo de decir. Penélope es humana, tiene tentaciones eróticas y teje sueños, sueños de mujer abandonada. Se trata de un personaje con un alto sentido trágico, con debilidades y una indiscutible dignidad personal. Telémaco está peor diseñado como personaje, y su incipiente odio hacia su madre no está desarrollado y no acaba de entenderse con claridad, pues no dejan de ser veinte años los que han estado solos, en su caso toda una vida. Por último, están Anfino y Dione, el primero causante de la discordia y entre sus atributos se encuentra el honor y la gallardía, digno hasta el final; la segunda representa a ese personaje que, enamorada de Anfino, pretende hacerse mediante malas artes con su cuota de poder, de algún modo es un personaje capital, pues ella tiene la llave para que se descubra el secreto de Penélope, que no es otro que la conocida treta de destejer durante la noche lo que teje por la mañana. Dione es la antagonista de Penélope, al mismo tiempo que Ulises y Anfino acaban siendo antagonistas al final de la obra por sus respectivos actos.
Por último, la obra se rebela de una vigencia absoluta, y se convierte en un alegato antibelicista, pues pone al descubierto el egoísmo que encierra cada guerra y las consecuencias que tiene la misma en los desheredados, los abandonados por los que van al frente.
En conclusión, se trata de una obra con aliento trágico, que nos actualiza el mito de Ulises y Penélope y en el que los personajes están si no humanizados, pues ambos son muy humanos en la obra homérica, sí al menos puestos al día y, desde luego, se le ha dado mayor preponderancia a la figura de Penélope, que ya no es la fiel y juiciosa mujer que nos enseñaba Homero. Un saludo de El Criticón Lector.
El procedimiento que realiza el autor para transformar el mito es la desnaturalización de los personajes, estos se ven vaciados de sus virtudes legendarias y, por tanto, son complejizados. Ulises deja de ser ese héroe sublime en astucia e inteligencia y en un final antológico se observa lo que en realidad esconde esa astucia, que por ser de capital importancia en la conclusión de la obra me guardo de decir. Penélope es humana, tiene tentaciones eróticas y teje sueños, sueños de mujer abandonada. Se trata de un personaje con un alto sentido trágico, con debilidades y una indiscutible dignidad personal. Telémaco está peor diseñado como personaje, y su incipiente odio hacia su madre no está desarrollado y no acaba de entenderse con claridad, pues no dejan de ser veinte años los que han estado solos, en su caso toda una vida. Por último, están Anfino y Dione, el primero causante de la discordia y entre sus atributos se encuentra el honor y la gallardía, digno hasta el final; la segunda representa a ese personaje que, enamorada de Anfino, pretende hacerse mediante malas artes con su cuota de poder, de algún modo es un personaje capital, pues ella tiene la llave para que se descubra el secreto de Penélope, que no es otro que la conocida treta de destejer durante la noche lo que teje por la mañana. Dione es la antagonista de Penélope, al mismo tiempo que Ulises y Anfino acaban siendo antagonistas al final de la obra por sus respectivos actos.
Por último, la obra se rebela de una vigencia absoluta, y se convierte en un alegato antibelicista, pues pone al descubierto el egoísmo que encierra cada guerra y las consecuencias que tiene la misma en los desheredados, los abandonados por los que van al frente.
En conclusión, se trata de una obra con aliento trágico, que nos actualiza el mito de Ulises y Penélope y en el que los personajes están si no humanizados, pues ambos son muy humanos en la obra homérica, sí al menos puestos al día y, desde luego, se le ha dado mayor preponderancia a la figura de Penélope, que ya no es la fiel y juiciosa mujer que nos enseñaba Homero. Un saludo de El Criticón Lector.
martes, 9 de diciembre de 2014
"LAS NINFAS". FRANCISCO UMBRAL
Leí "Mortal y Rosa" de Francisco Umbral hace bastantes años y de su lectura me quedó la textura de un clásico, la fuerza expresiva de un maestro, y, sobre todo, la extraordinaria sensibilidad de un ser humano. Ver al personaje, ese que las televisiones mostraban, dandi y provocador, no casaba con el libro que yo había leído. Sus maneras no encontraban acomodo en el texto henchido de sensibilidad que es esta obra. Después de muchos años leyendo sus extraordinarias columnas, llenas de juegos de palabras, elipsis, y de desborde creativo, pero que no me movían desde el apartado que más me colmó en su novela; y después de fallecido ya hace algunos años, he entrado de nuevo en su universo literario con la melancolía que supone el paso del tiempo y la curiosidad por ver si encuentro al autor total de "Mortal y Rosa" o al genio algo frío (es mi sensación) del oxímoron, la metáfora y el requiebro verbal de sus columnas.
En " Las ninfas" Umbral tiene la capacidad crítica y observadora del hombre de prensa, son unas memorias preñadas de análisis social, de tipos y personal. El autor nos relata su adolescencia, su deseo, lleno de pose y visto por él mismo con algo de condescendencia paródica, de sublimidad. Un deseo de autoafirmarse como parte del grupo selecto de los poetas. En su camino nos muestra todo un ramillete de personajes con vida propia que, de algún modo, se enfrentan a la idea que el autor tiene no de lo que es sino de lo que él debe ser. Miguel San Julián viene a representar un vitalismo simple, admirado por el escritor, pero rechazado por su opción de vida por lo sublime, viene a ser un contraste de la vida en sí misma frente al arte como paradigma vital. Cristo Teodorico, del que ya solo el nombre merece una novela, es un doble estilizado y con la pátina de perfección en valores, del propio Umbral, pero Umbral opta por un lado maldito. La relación de Umbral y Cristo Teodorico, sus acercamientos a sus respectivos mundos (íntimos y sociales), la caída a los infiernos de este, las implicaciones sociales que tiene esta caída, con el sexo y las relaciones "inadecuadas", suponen los más completos análisis sociales del libro. Otro personaje es Darío Álvarez Alonso que viene a ser el modelo imaginado de Umbral, un poeta con cierto prestigio social que representa los valores de la belleza a los que Umbral, letraherido absorto, piensa consagrarse. La caída de este desde modelo a traidor, con un final personal algo esperpéntico, es también uno de los logros del libro. Por otro lado están las ninfas, que son las mujeres que sacan a Umbral de la incomunicación del retrete, de las poluciones grises del encierro en el retrete. María Antonieta, el primer beso y el primer amor, provocará el eterno agradecimiento que implica el ser elegido,casi ungido, definitivamente signado, y está narrado con tal grado de lirismo que es digna pieza de estudio. Las ninfas son en definitiva la muestra de la obsesión por la sensualidad femenina que siempre caracterizará a este autor. La relación con María Antonieta se torna imposible dado el destino que le espera a Umbral si se mantuviera con ella; María Antonieta está marcada fatalmente por su origen, pues es hija de una pescadera rica. El mundo lumpen también está representado de forma magistral, quevedesca o valleinclanesca, estela de la que Umbral es un pico sobresaliente. Empédocles, músico venido a menos, triste degenerado que espera al efebo perfecto; Teseo, pintor arruinado y borracho; y Diótima, joven perverso y resentido que busca el malditismo como modo de vida. Umbral acompaña, observador implacable, a toda esta cohorte de depravados y perdidos, dignos en su fatal apostura.
Si analizamos las relaciones me quedo con la de Cristo Teodorico con Tita, femme fatal del barrio, libérrima en el mundo pazguato de la mezquindad de los usos tradicionales, de la parroquia años cincuenta. La preocupación del barrio por esta relación, por la caída a los bajos fondos (el amor palpitante de los escondrijos y los caminos, el sabor de los besos y el tacto ardoroso de los pezones en la oscuridad), viene a acabar con un auto de fe digno de la Edad Media y el sacrificio llena de espanto al lector. La castración de la vida es vista por el barrio como la salvación del ya para siempre, a los ojos del lector arrobado, triste triunfador redimido Cristo Teodorico.
En el libro tiene gran importancia el elemento sensual. La acequia y su purificadora presencia, la desnudez que en ella se envuelve, los cuerpos secados al aire, los actos de amor en su caudal. La naturaleza como testigo y parte de los juegos de amor. Pero también vemos una sensualidad más oscura y viciosa, entre odres de vino y maloliente, encerrada y mórbida. Vemos el encuentro sorprendido del autor con las relaciones homoeróticas, lésbicas y secretas. También vemos escenas contadas con un lirismo enternecedor, como la escena ya mencionada del primer beso.
Variados temas se manifiestan en las páginas del libro: las inclinaciones periodísticas, casi como fetiche, del joven Umbral; la caída en desgracia de la familia, una familia de burócratas venidos a menos con contínuos problemas económicos; los círculos académicos y la variopinta mezcla de autores que se dan cita en ellos; la ciudad y sus zonas (los márgenes, las afueras, la plaza, las calles, el cine de barrio, las zonas lumpen...).
En conjunto es una obra que transmite pasión por la literatura, como modus vivendi, más que en sus textos. Una obra de contenido iniciático en el que el autor da las claves de su decisión por dar el salto a la gran ciudad y a un mundo en el que prime esa obsesión baudelaireana que restallará en la cabeza del autor a cada momento: Hay que ser sublime sin interrupción. Un saludo atento de El Criticón Lector.
En " Las ninfas" Umbral tiene la capacidad crítica y observadora del hombre de prensa, son unas memorias preñadas de análisis social, de tipos y personal. El autor nos relata su adolescencia, su deseo, lleno de pose y visto por él mismo con algo de condescendencia paródica, de sublimidad. Un deseo de autoafirmarse como parte del grupo selecto de los poetas. En su camino nos muestra todo un ramillete de personajes con vida propia que, de algún modo, se enfrentan a la idea que el autor tiene no de lo que es sino de lo que él debe ser. Miguel San Julián viene a representar un vitalismo simple, admirado por el escritor, pero rechazado por su opción de vida por lo sublime, viene a ser un contraste de la vida en sí misma frente al arte como paradigma vital. Cristo Teodorico, del que ya solo el nombre merece una novela, es un doble estilizado y con la pátina de perfección en valores, del propio Umbral, pero Umbral opta por un lado maldito. La relación de Umbral y Cristo Teodorico, sus acercamientos a sus respectivos mundos (íntimos y sociales), la caída a los infiernos de este, las implicaciones sociales que tiene esta caída, con el sexo y las relaciones "inadecuadas", suponen los más completos análisis sociales del libro. Otro personaje es Darío Álvarez Alonso que viene a ser el modelo imaginado de Umbral, un poeta con cierto prestigio social que representa los valores de la belleza a los que Umbral, letraherido absorto, piensa consagrarse. La caída de este desde modelo a traidor, con un final personal algo esperpéntico, es también uno de los logros del libro. Por otro lado están las ninfas, que son las mujeres que sacan a Umbral de la incomunicación del retrete, de las poluciones grises del encierro en el retrete. María Antonieta, el primer beso y el primer amor, provocará el eterno agradecimiento que implica el ser elegido,casi ungido, definitivamente signado, y está narrado con tal grado de lirismo que es digna pieza de estudio. Las ninfas son en definitiva la muestra de la obsesión por la sensualidad femenina que siempre caracterizará a este autor. La relación con María Antonieta se torna imposible dado el destino que le espera a Umbral si se mantuviera con ella; María Antonieta está marcada fatalmente por su origen, pues es hija de una pescadera rica. El mundo lumpen también está representado de forma magistral, quevedesca o valleinclanesca, estela de la que Umbral es un pico sobresaliente. Empédocles, músico venido a menos, triste degenerado que espera al efebo perfecto; Teseo, pintor arruinado y borracho; y Diótima, joven perverso y resentido que busca el malditismo como modo de vida. Umbral acompaña, observador implacable, a toda esta cohorte de depravados y perdidos, dignos en su fatal apostura.
Si analizamos las relaciones me quedo con la de Cristo Teodorico con Tita, femme fatal del barrio, libérrima en el mundo pazguato de la mezquindad de los usos tradicionales, de la parroquia años cincuenta. La preocupación del barrio por esta relación, por la caída a los bajos fondos (el amor palpitante de los escondrijos y los caminos, el sabor de los besos y el tacto ardoroso de los pezones en la oscuridad), viene a acabar con un auto de fe digno de la Edad Media y el sacrificio llena de espanto al lector. La castración de la vida es vista por el barrio como la salvación del ya para siempre, a los ojos del lector arrobado, triste triunfador redimido Cristo Teodorico.
En el libro tiene gran importancia el elemento sensual. La acequia y su purificadora presencia, la desnudez que en ella se envuelve, los cuerpos secados al aire, los actos de amor en su caudal. La naturaleza como testigo y parte de los juegos de amor. Pero también vemos una sensualidad más oscura y viciosa, entre odres de vino y maloliente, encerrada y mórbida. Vemos el encuentro sorprendido del autor con las relaciones homoeróticas, lésbicas y secretas. También vemos escenas contadas con un lirismo enternecedor, como la escena ya mencionada del primer beso.
Variados temas se manifiestan en las páginas del libro: las inclinaciones periodísticas, casi como fetiche, del joven Umbral; la caída en desgracia de la familia, una familia de burócratas venidos a menos con contínuos problemas económicos; los círculos académicos y la variopinta mezcla de autores que se dan cita en ellos; la ciudad y sus zonas (los márgenes, las afueras, la plaza, las calles, el cine de barrio, las zonas lumpen...).
En conjunto es una obra que transmite pasión por la literatura, como modus vivendi, más que en sus textos. Una obra de contenido iniciático en el que el autor da las claves de su decisión por dar el salto a la gran ciudad y a un mundo en el que prime esa obsesión baudelaireana que restallará en la cabeza del autor a cada momento: Hay que ser sublime sin interrupción. Un saludo atento de El Criticón Lector.
domingo, 26 de octubre de 2014
"INÉS Y LA ALEGRÍA". ALMUDENA GRANDES
Novela que inicia una serie, que pretende, a la manera de los "Episodios Nacionales" de Galdós, poner una lupa en determinados momentos históricos. La autora pone en una determinada situación histórica a unos personajes ficticios y los relaciona con personajes reales. En la novela se analiza un determinado hecho histórico, la entrada por los pirineos de la Unión Nacional Española en los años cuarenta en plena Guerra Mundial para volver a hacerse con el poder en la España franquista. Un intento suicida y poco conocido en nuestro historia que fracasó por numerosas causas que son diseccionadas por la autora.
La novela cuenta una historia de amor a lo largo de los años. Una historia de amor que se ve inmersa en todos los acontecimientos históricos que se muestran. A partir de ella, vemos la invasión, las durísimas condiciones de los represaliados, el exilio, las luchas intestinas dentro del partido comunista, la influencia estalinista en el mismo, la clandestinidad en territorio español. En definitiva, una novela que por sus dimensiones e intenciones tiene una vocación de novela totalizante.
La perspectiva es pretendidamente parcial, la novela está contada en primera persona por parte de dos personajes, con apariciones de un narrador externo, que es claramente afín a la causa. La autora simpatiza con los personajes y con la causa. Una novela que apuesta por lo que Unamuno llamaba la intrahistoria, es decir, la influencia que las historias íntimas tienen en la Historia con mayúsculas.
Se trata de una gran novela que en ocasiones adolece de cierto tono melodramático y de sobreabundancia de explicaciones gastronómicas. Pero que tiene la maestría de una autora con oficio, que apuesta claramente por la acción antes que por los artificios, en el que los diálogos son creíbles. A los personajes les falta algo de ambigüedad moral, son bastante planos. En este sentido, la simpatía de la autora por la causa que los personajes mantienen, los simplifica y hace que pierdan cierta complejidad. Los personajes hacen siempre lo que esperamos que hagan, no nos dan sorpresas. Pero, ciertamente, la autora lo hace con pulso firme.
Como dije, la novela tiene su punto melodramático, pero eso no quita que tenga momentos de una gran altura afectiva. Como es todo el final de la novela, que, aquí sí, tienen todo el sentido después de haber acompañado en todo su devenir vital a los protagonistas.
Por último, hay que decir que el mayor acierto, a mi juicio de la novela es el estudio de los personajes históricos, analizados estos con profundidad, siempre con la subjetividad de la que hablamos, pero con un indudable conocimiento de lo que se habla y, sobre todo, sin restar un ápice de interés a la acción principal, sino más bien complementando todo para así entender mejor todo lo que ocurre, con sus claroscuros. En definitiva, la autora pretendidamente quiso asimilar las formas galdosianas en otro momento histórico. Lo consigue, sin la genial prosa de Galdós (sin duda, uno de los mejores novelistas europeos de la historia), pero con la misma capacidad de integración de lo real y lo ficticio. Un saludo de El Criticón Lector.
La novela cuenta una historia de amor a lo largo de los años. Una historia de amor que se ve inmersa en todos los acontecimientos históricos que se muestran. A partir de ella, vemos la invasión, las durísimas condiciones de los represaliados, el exilio, las luchas intestinas dentro del partido comunista, la influencia estalinista en el mismo, la clandestinidad en territorio español. En definitiva, una novela que por sus dimensiones e intenciones tiene una vocación de novela totalizante.
La perspectiva es pretendidamente parcial, la novela está contada en primera persona por parte de dos personajes, con apariciones de un narrador externo, que es claramente afín a la causa. La autora simpatiza con los personajes y con la causa. Una novela que apuesta por lo que Unamuno llamaba la intrahistoria, es decir, la influencia que las historias íntimas tienen en la Historia con mayúsculas.
Se trata de una gran novela que en ocasiones adolece de cierto tono melodramático y de sobreabundancia de explicaciones gastronómicas. Pero que tiene la maestría de una autora con oficio, que apuesta claramente por la acción antes que por los artificios, en el que los diálogos son creíbles. A los personajes les falta algo de ambigüedad moral, son bastante planos. En este sentido, la simpatía de la autora por la causa que los personajes mantienen, los simplifica y hace que pierdan cierta complejidad. Los personajes hacen siempre lo que esperamos que hagan, no nos dan sorpresas. Pero, ciertamente, la autora lo hace con pulso firme.
Como dije, la novela tiene su punto melodramático, pero eso no quita que tenga momentos de una gran altura afectiva. Como es todo el final de la novela, que, aquí sí, tienen todo el sentido después de haber acompañado en todo su devenir vital a los protagonistas.
Por último, hay que decir que el mayor acierto, a mi juicio de la novela es el estudio de los personajes históricos, analizados estos con profundidad, siempre con la subjetividad de la que hablamos, pero con un indudable conocimiento de lo que se habla y, sobre todo, sin restar un ápice de interés a la acción principal, sino más bien complementando todo para así entender mejor todo lo que ocurre, con sus claroscuros. En definitiva, la autora pretendidamente quiso asimilar las formas galdosianas en otro momento histórico. Lo consigue, sin la genial prosa de Galdós (sin duda, uno de los mejores novelistas europeos de la historia), pero con la misma capacidad de integración de lo real y lo ficticio. Un saludo de El Criticón Lector.
martes, 29 de julio de 2014
"VIAJE EN AUTOBÚS". JOSEP PLA
Diario de viaje del gran periodista catalán, que se sube a los autobuses de la época tirados por gas y desentraña con una mirada lúcida, perspicaz, las interioridades de su tierra. Su técnica no deja de mostrarnos su profesión, el autor pasa de la descripción o la anécdota (una simple conversación, algo que ve, el paisaje) a la reflexión abstracta y profunda. Reflexiones de gran sagacidad de un hombre de mirada crítica, a veces demasiado crítica.
Sus descripciones son de una belleza sublime, su extensísima adjetivación, prieta en la búsqueda de sensaciones y muy personal hace de este libro un monumento a la sensibilidad. De la descripción siempre surge una digresión, generalmente costumbrista. En ese sentido, podríamos decir que se trata de pequeños artículos ensayísticos. El autor no deja de hacer pequeñas semblanzas elogiosas de las personalidades del país, con la pena constante de cómo caen en el olvido estos grandes individuos, como el maestro Garreta, Amadeo Vives, el Doctor Turró o Ventura.
El paisaje pobre y necesitado de la España de los cuarenta se observa pero no como un espectáculo deprimente, sino de forma sutil. Las fondas, los mercados, los bares, los caminos...Se observa en Pla un gusto por lo tradicional, de corte conservador, entre las costumbres antiguas y las nuevas siempre prefiere las antiguas, entre el progreso técnico y la cercanía de la naturaleza, siempre se queda con esta, a pesar de que en un capítulo hace una crítica del uso de la palabra natural como algo positivo. su conocimiento del campo, de los huertos y sus productos, de los animales que lo pueblan, su flora, nos trasladan ante un hombre de gustos sencillos y vida apacible. Su loa al caracol por su vida ordenada, discreta y pacífica parece un panegírico del hombre que propugna en su libro. Chochas, grillos, golondrinas, árboles todo está observado con intensidad por Pla.
El famoso conservadurismo de Pla parece que brota de su propio carácter, pragmático a más no poder, tradicional y de espíritu alicaído. Sus invectivas a todo lo que huela a socialismo o ilusiones grandilocuentes nos hablan de un ser que pone el interés en las pequeñas cosas. Para muestra este párrafo:
Aquí se podría resumir la ideología de Pla y su forma de ver las cosas: conservadurismo, perplejidad ante los cambios e ironía.
En cuanto al contenido del texto, es necesario hablar del estimulante mundo culinario que nos presenta Pla, sus conocimientos gastronómicos, su paladar exquisito y aburguesado son una delicia para el lector. Recuerda uno a otro magnífico autor catalán, el inolvidable Manolo Vázquez Montalbán. Pero yo diría que incluso Pla es más hedonista, su adjetivación fantástica transmite más matices.
Por último, el estilo de Pla es cuidadísimo, con abundante adjetivación, muy seleccionada y en ocasiones muy personal. El problema es que a veces es engolado, algo artificial. Lo que nos lleva a otra faceta de su carácter su fama de caprichoso y tiquismiquis. Su estilo transmite justamente su forma de ser. De todas formas, su interés por el párrafo bien hecho transmite una manera de escribir que hoy por su perfección es difícil de ver. Pocos (quizá ninguno) de los autores actuales de relumbrón cuidan el lenguaje como lo hace el autor catalán. Y eso ya es mucho.
De sus ideas pensaremos que algunas son algo anacrónicas, sin duda demasiado tradicionales, su carácter nos parecerá demasiado altivo y juzgador. Pero es su gusto por la belleza del lenguaje el que nos deja el poso de un escritor de altura. Sus descripciones están entre las mejores que he conocido. Un saludo de El Criticón Lector.
Sus descripciones son de una belleza sublime, su extensísima adjetivación, prieta en la búsqueda de sensaciones y muy personal hace de este libro un monumento a la sensibilidad. De la descripción siempre surge una digresión, generalmente costumbrista. En ese sentido, podríamos decir que se trata de pequeños artículos ensayísticos. El autor no deja de hacer pequeñas semblanzas elogiosas de las personalidades del país, con la pena constante de cómo caen en el olvido estos grandes individuos, como el maestro Garreta, Amadeo Vives, el Doctor Turró o Ventura.
El paisaje pobre y necesitado de la España de los cuarenta se observa pero no como un espectáculo deprimente, sino de forma sutil. Las fondas, los mercados, los bares, los caminos...Se observa en Pla un gusto por lo tradicional, de corte conservador, entre las costumbres antiguas y las nuevas siempre prefiere las antiguas, entre el progreso técnico y la cercanía de la naturaleza, siempre se queda con esta, a pesar de que en un capítulo hace una crítica del uso de la palabra natural como algo positivo. su conocimiento del campo, de los huertos y sus productos, de los animales que lo pueblan, su flora, nos trasladan ante un hombre de gustos sencillos y vida apacible. Su loa al caracol por su vida ordenada, discreta y pacífica parece un panegírico del hombre que propugna en su libro. Chochas, grillos, golondrinas, árboles todo está observado con intensidad por Pla.
El famoso conservadurismo de Pla parece que brota de su propio carácter, pragmático a más no poder, tradicional y de espíritu alicaído. Sus invectivas a todo lo que huela a socialismo o ilusiones grandilocuentes nos hablan de un ser que pone el interés en las pequeñas cosas. Para muestra este párrafo:
"Hay razones, me parece, para quedar perplejo. El mundo de hoy es un mundo dominado por la perplejidad. Sin embargo, algo se ha ganado. Las ilusiones se han desvanecido. En muchos aspectos de la vida la eliminación de las ilusiones es saludable y positiva. Las ilusiones hay que reservarlas para aliñar las pasiones del amor y humanizar la ironía, para hablar con los amigos, para simplificar la vida".
Aquí se podría resumir la ideología de Pla y su forma de ver las cosas: conservadurismo, perplejidad ante los cambios e ironía.
En cuanto al contenido del texto, es necesario hablar del estimulante mundo culinario que nos presenta Pla, sus conocimientos gastronómicos, su paladar exquisito y aburguesado son una delicia para el lector. Recuerda uno a otro magnífico autor catalán, el inolvidable Manolo Vázquez Montalbán. Pero yo diría que incluso Pla es más hedonista, su adjetivación fantástica transmite más matices.
Por último, el estilo de Pla es cuidadísimo, con abundante adjetivación, muy seleccionada y en ocasiones muy personal. El problema es que a veces es engolado, algo artificial. Lo que nos lleva a otra faceta de su carácter su fama de caprichoso y tiquismiquis. Su estilo transmite justamente su forma de ser. De todas formas, su interés por el párrafo bien hecho transmite una manera de escribir que hoy por su perfección es difícil de ver. Pocos (quizá ninguno) de los autores actuales de relumbrón cuidan el lenguaje como lo hace el autor catalán. Y eso ya es mucho.
De sus ideas pensaremos que algunas son algo anacrónicas, sin duda demasiado tradicionales, su carácter nos parecerá demasiado altivo y juzgador. Pero es su gusto por la belleza del lenguaje el que nos deja el poso de un escritor de altura. Sus descripciones están entre las mejores que he conocido. Un saludo de El Criticón Lector.
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