lunes, 12 de marzo de 2018

"CASA DE MUÑECAS". HENRIK IBSEN

     Drama decimonónico en un ambiente burgués, pero con un mensaje revolucionario por lo feminista de la propuesta en la época en la que fue escrito. El autor noruego nos revela un mensaje demoledor, que rompe estereotipos y que, desde luego, es de una modernidad absoluta.

     Nora, la protagonista de la obra, se nos presenta como una esposa tradicional de una casa pudiente, un poco infantil e irresponsable. Las primeras palabras con la que vemos que es mencionada es las de alondra, un pajarillo inocente y dulce, y por ello irrelevante en sus decisiones. Conforme avanzamos en la trama vemos como su vida pública está enteramente dirigida por su esposo Torvaldo, un director de banco que vive sus horas de éxito laboral, pero Nora esconde un secreto que revela al personaje confidente que es su recién aparecida amiga la Sra. Linde. El secreto es que en un determinado momento de crisis tuvo que endeudarse con Krogstad, un empleado de Torvaldo, al cual este quiere echar por su mala fama social, con el objetivo de salvar la vida a su marido por motivos de salud. Para ello era necesario un clima templado y un viaje a Italia, realmente sufragado por el sacrificio de Nora. 

     El momento que genera la tensión en la acción es cuando Krogstad, desesperado por la posible pérdida de su puesto, amenaza a Nora de contar  a su marido la deuda si no intercede por él. Nora se ve acorralada, llegando incluso a pensar lo peor, pues su marido piensa que esos procederes son deshonestos y deshonrosos. La acción dramática nos va mostrando el cambio de perfiles en los protagonistas, la inocente Nora se muestra como un personaje de gran fuerza y valores, el recto Torvaldo es, en realidad, una caricatura de persona.

     El momento clave y climático del texto es cuando Nora revela la verdad de los hechos, su mentira que esconde la verdad de su amor por Torvaldo, el sacrificio permanente y constante en el que ha vivido. Frente a ella Torvaldo se muestra como un cobarde e hipócrita, más preocupado por las convenciones sociales que por el sacrificio y el amor de ella. Sus palabras tratándola con condescendencia ridícula, como si fuera una niña a la que educar, contrastan con la clarividencia de ella. 

     El abandono final de la casa, en donde se ha sentido como una muñeca, es el viaje al autoconocimiento, un salto al vacío a la búsqueda del sitio de uno mismo en el mundo, por encima de la condición de esposa y madre, un abandono de resonancias revolucionarias y tremendamente progresistas a finales del siglo XIX.
"Nora. –¿Qué consideras mis deberes sagrados? Torvaldo. –¿Y tengo que decírtelo? Son tus deberes para con tu marido y tus hijos.
Nora. –Tengo otros no menos sagrados.
Torvaldo. –Nos los tienes. ¿Cuáles son esos deberes? 
Nora. –Mis deberes para conmigo misma."

      En conclusión, una obra que ahonda en cuestiones tan fundamentales como la toma de decisiones, libre y consciente, de la mujer; en el contraste entre la apariencia y la verdad; y en la lucha permanente frente a las convenciones sociales que reprimen, muy a menudo, toda forma de amor sincero.


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