Se trata de una novela superventas de una autora hasta ahora desconocida. La historia tiene muchos clichés y abusa de lo sentimental. Observamos algo sorprendidos el devenir vital de esta costurera sencilla que acaba convirtiéndose en una espía al servicio de su majestad británica. El relato cuenta con todos los ingredientes para el éxito de ventas, prosa sencilla, algo folletinesca, sobre todo en la muestra de los sentimientos de la protagonista; traiciones amorosas que producen gran sufrimiento, amores irrealizables hasta el final; mujer que se hace a sí misma, triunfando en un mundo difícil; espionaje internacional; exotismo marroquí con su pátina de nostalgia del protectorado perdido, mezcla de personajes reales (Franco, Serrano Suñer, Beigbeder...) con imaginarios. Pero el conjunto de la novela solo deja la sensación de una lectura llena de tópicos literarios y prosa demasiado dirigida a lectoras ávidas de aventuras por la abundancia de lugares comunes. Como muestra del estilo rosa del libro colacamos esta cita:
"...Apenas mencionaba lo que antes le enloquecía y nunca se cansaba de nombrar: el lustre de mi piel, mis caderas de diosa, la seda de mi pelo. Apenas dedicaba piropos a la gracia de mi risa, a la frescura de mi juventud. Casi nunca se reía ya con lo que antes llamaba mi bendita inocencia, y yo notaba cómo cada vez generaba en él menos interés, menos complicidad, menos ternura."
En su haber, podemos destacar el estudio de la época y del ambiente del Protectorado de Marruecos, muy creíble y se nota muy documentado. No en vano, la autora procede del campo universitario e investigador, como al final se encarga de recordarnos.
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