David Safier dio el pelotazo con esta pequeña novela divertida publicada en su país en 2007, que relajadamente y mediante un sentido del humor suave y en algunos momentos con cierta mala baba nos embarca en la aventura vital (aventuras vitales, mejor dicho) de Kim Lage, presentadora de éxito que por azar debe buscar el karma, ese maldito karma del que habla el título. Como digo este libro ha sido un éxito total internacional. Y entendemos que ello se debe a la facilidad con que se nos traslada a las situaciones más hilarantes de una manera natural y con cierto fondo crítico frente a la sociedad en la que vivimos. Esta crítica social es subyacente y en modo alguno la clave de la novela. Es una novela escrita para el buen entretenimiento y para la sonrisa en los labios del lector.
Pero no se debe dejar de lado esta crítica de la sociedad actual, pues Kim muere y se reencarna en una hormiga (no cuento nada que no esté al principio de la novela) por su egoísmo recalcitrante, por su narcisismo y por los valores que la mueven, fundamentalmente el éxito social más superficial y mediático. Frente a este modo de vivir nos encontramos con la muerte y la subida en la escala animal de reencarnaciones, con aventuras de lo más extraña y situaciones de una comicidad curiosa dada su extrañeza. La búsqueda del karma mediante el mérito adquirido se convierte en el objetivo de la peripecia de Kim. El mérito, como es dictado por la filosofía budista, se consigue mediante las buenas acciones, a poder ser realizadas de modo altruista. Este choque entre la naturaleza egoísta de Kim y su objetivo principal (que ella ni siquiera entiende) es uno de los puntos más logrados de la novela, pues para ser buena no basta con querer serlo sin más, debe haber una evolución y en la novela la vemos.
Así, la novela se convierte por el azar más increíble, en una fábula moral con tintes surrealistas. Kim pasa por varias vidas, todas ellas divertidas: entre otras una hormiga, un conejillo de indias, un perro y una persona gorda y pobre que ha sufrido un infarto (reencarnación que se revelará como clave en el desenlace de la historia).
Los personajes se mueven en dos ámbitos: el familiar ( la familia de Kim compuesta por ella misma, su marido Alex y su hija Lilly, y la madre alcohólica de Kim) y el de los antagonistas que ponen un contrapunto a la relación familiar (Nina y Daniel Kohn), la primera, amiga de Kim enamorada de Alex toda su vida, que aprovecha la muerte de esta para ocupar su sitio y el segundo es el rival de Kim en los medios, donjuán seductor con el que le pone los cuernos a su marido in articulo mortis. Este antagonismo tiene más trascendencia narrativa del que podemos imaginar en lo relativo a la resolución del asunto, pues el fondo subyacente en la historia es la importancia de los lazos familiares, la existencia indiscutible de lo que llamamos media naranja de forma romántica en occidente y la preponderancia del interior de las personas frente a la cáscara exterior que nos recubre.
Pero como digo, no nos pongamos estupendos, la novela para quien la quiere leer es sobre todo un pago al entretenimiento, a la frescura narrativa y al humor. Y para ello hay que hablar del para mi personaje más original, con una voz al margen, no en vano sus palabras se exponen en unas notas al pie de página que forman una especie de diario de Casanova. Su visión de lo que ocurre supone una nota de surrealismo y de perspectivismo, pues ante los mismos hechos vemos un doble punto de vista. Y el de Casanova siempre es gracioso y algo gamberro.
¡Ah! y que no se olvide, como al final se cuenta una historia de amor, se resuelve en Venecia. ¿Hay mejor sitio para que concluya una novela? Un saludo del Criticón Lector.
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