martes, 31 de agosto de 2021

"EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ". JONAS JONASSON

     Con este título tan aparatoso apareció este libro de un autor sueco desconocido que fue todo un éxito editorial hace unos años y estuvo entre los libros más vendidos por mucho tiempo en Europa. Se trata de una novela de puro entretenimiento, muy divertida, sin ínfulas algunas y que, no obstante, deja alguna enseñanza de calado flotando en el maremágnum de peripecias contadas. Tras la escapada del viejo Allan Karlsson de la residencia de ancianos en la que se encuentra en la víspera de su centenario, este se encuentra de lleno en un sinfín de aventuras imposibles. El tratamiento de estas aventuras lleno de humor y surrealismo hace que se lean con deleite y el muestrario de personajes, en esa Suecia tan sublimada por los países mediterráneos, a cada cual más estrafalario y muchos de ellos cercanos al mundo del crimen.

   La historia avanza en dos tramas diferenciadas. Por un lado, las peripecias tras la fuga en las que el encuentro con un maletín cargado de dinero y con otros personajes con cualidades peculiares irán formando un grupo que será perseguido por la policía, primero en la búsqueda del viejo y, más tarde, dados los acontecimientos del relato, en su captura. Por otro, la historia personal del abuelo desde su nacimiento e infancia hasta su actualidad. Es esta parte igualmente hiperbólica, desmesurada, surrealista e increíble. En esta parte de la novela se produce el encuentro y, muy a menudo, la confianza con numerosos personajes históricos, generalmente de naturaleza política y que tomaba decisiones de trascendencia internacional. Como ejemplo de estos personajes vemos a Franco, Truman, Mao, Stalin, De Gaulle... El viejo Karlsson tendrá influencia decisiva en numerosos acontecimientos históricos, y, por tanto, en el devenir de la historia. Y en este punto es una referencia casi obligada la extraordinaria película de Zemeckis "Forrest Gump", pues las relaciones son evidentes. Lo bueno de la historia es que a Karlsson no le guía en ningún momento la ideología, el viejo ayuda a unos y a otros por casualidad o, simplemente, porque se lo piden. Y bajo la peripecia y los encuentros con grandes nombres de la historia se esconde el desorden que mueve el mundo, los chanchullos y el sinsentido de la política que se supone de altos vuelos. La novela es así, con este tono de humorada continuo, una crítica a los desmanes de los grandes líderes, a la intransigencia y el absurdo de las motivaciones de las grandes decisiones. Pero, claro, seamos realistas, esto es lo de menos en esta novela. Y es que a veces buscamos lecturas más allá de lo que se nos ofrece.

    Lo verdaderamente decisivo de la novela es algo mucho más sencillo y que, además, se ha tratado en muchas ocasiones en literatura. El libro es un canto a la vida, un homenaje constante a una filosofía entre epicúrea y estoica que este viejo se empeña en mantener. Alejado de toda filosofía, Karlsson es el paradigma perfecto del carpe diem latino. Como debe ser, vaya. Un vitalista empedernido que nos recuerda a todos con  su ejemplo, eh, chicos, aquí estoy con mis cien años buscándome la vida, aprovechándola hasta el final. Y todo para que, con una sonrisa, lo acompañemos y, cómo no, se nos apetezca algún día saltar por la ventana y escapar.

   Y nada más por mi parte. Un saludo del Criticón Lector.

jueves, 12 de agosto de 2021

"EL GIGANTE ENTERRADO". KAZUO ISHIGURO

     El reciente premio por la Academia sueca, Kazuo Ishiguro, escritor japonés pero en lengua inglesa ha dejado grandes obras en su trayectoria literaria. Entre todas ellas quizá la más conocida, gracias a la megafonía que siempre supone el cine, son "Los restos del día", con aquella interpretación mítica de Anthony Hopkins y la más reciente "Nunca me abandones". Se trata de un autor difícil de clasificar por su interés constante en abandonar el encasillamiento y las etiquetas, por tocar géneros diferentes y además de forma poco canónica.

   El caso de "El gigante enterrado" es paradigmático en este sentido, pues no sabemos como lectores si nos encontramos con una novela de fantasía, una novela histórica, una novela épica o legendaria. Aunque sí tenemos claro que el escritor apela a situaciones y temáticas muy actuales, o más bien, constantes. Esta fábula moral, así la voy a llamar, aunque con mis reparos, nos relata el viaje - épico, tierno, amoroso - de dos viejos. La excusa del viaje es la búsqueda del hijo, pero lo cierto es que, y he aquí la clave de la novela, que los dos ancianos se buscan a sí mismos pues el mundo que habitan es un mundo en el que la memoria falla. No son dos ancianos a los que la memoria falla, sino que son dos ancianos que viven en un mundo extraño en el que todos los habitantes tienen problemas de memoria. El porqué de esta falta de memoria colectiva, ya el concepto es en sí mismo tan actual que asusta, se explica al final y sinceramente se puede ver en la clave que se quiera, para mí no es lo verdaderamente importante. Lo trascendente de la novela, como toda buena novela, es el camino. Sus encuentros y los significados varios que le vamos dando a lo que parece una fantasía medieval, mítica o legendaria, con toda la parafernalia artúrica de por medio.

   Por el camino, los viejos, Axl y Beatrice, nombre de resonancias medievales y amorosas por antonomasia, van encontrando personajes que los acompañarán en esa búsqueda implacable de la identidad propia, del doloroso y también catártico reconocimiento de lo que nos conforma. Observamos a dos antagonistas, dos guerreros, uno joven, Wistan, que ayudará a la pareja y otro anciano, Galwain, antiguo caballero artúrico, que también se presta a ayudarlos. Pero ambos esconden oscuros secretos. También un niño extraño y diferente al resto que, de algún modo, es el receptáculo del legado de todos los personajes. Porque la novela es un continuo péndulo entre amor y odio, entre lo antiguo y lo nuevo y, fundamentalmente, una reflexión lírica sobre la importancia de la memoria, pero como aquella puede alimentar rencores y odios. Porque conocer, lo queramos o no, puede desembocar en el rencor y es ahí donde se ve la virtud de la amnesia colectiva. Estamos ante el unamuniano dilema entre el conocimiento doloroso o la ignorancia feliz, pero enmarcado en una narración que es de todo menos especulativa. La especulación es el poso que le queda al lector.

    Me quedo con la relación de amor de estos dos seres entrañables, Axl y Beatrice, y con el inolvidable final. Porque el camino (de la vida, del viaje) puede estar preñado de obstáculos, pero nada hay que el amor no supere. ¿ O no es así?

    Un abrazo de el Criticón Lector