lunes, 10 de mayo de 2021

"CAMPO DE AGRAMANTE". JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD

 Ha fallecido Caballero Bonald, sin lugar a dudas uno de los grandes de la literatura en español, por su extraordinaria calidad, su heterodoxia creativa y su maestría en todos los géneros conocidos. Narrador, ensayista, memorialista y poeta en todos los campos se adivina su estilo magnificente, barroco y cautivador. Sin duda, un texto de Caballero Bonald siempre tiene su marchamo, su aire inconfundible y peculiar. Su biografía está tan cargada en vivencias como el conjunto de su obra en calidad. Para conocer un poco su vida y su obra me remito a estos dos enlaces que, dado su recentísimo fallecimiento, se han publicado en los diarios del grupo Joly:

https://www.huelvainformacion.es/delibros/casa-padre_0_1572443057.html

https://www.huelvainformacion.es/ocio/caballero-bonald-francisco-correal_0_1572443340.html

https://www.huelvainformacion.es/ocio/Celebracion-incertidumbre-muere-caballero-bonald_0_1572443222.html

    Resulta curioso que decidiera leer hace un par de meses esta novela extraña que hoy reseño. La figura pública de Caballero Bonald me ha atraído tanto o más que su obra, de la cual he leído su poesía, su novela más lejana a lo que vendrá a ser su sello particular como escritor, "Dos días de setiembre" - un ejercicio muy de época en la línea de narrativa realista objetivista, con claros tintes sociales - y, por último, este "Campo de Agramante". Destaco su versatilidad, pero sobre todo la portentosa lucidez creativa, sobre todo siendo ya octogenario. La vejez de Caballero es de las más fructíferas en nuestras letras.

     En "Campo de Agramante" observamos las andanzas de un personaje peculiarísimo, que debido a un problema auditivo de naturaleza casi fantástica, tiene lo que viene a denominarse por algún personaje prolepsis auditiva, es decir, que escucha antes de que ocurran los ruidos a su alrededor. Este poder tiene consecuencias en el relato, que adquiere resonancias míticas y, cómo no, estrafalarias, además de afectar a la personalidad hiperestésica y autoanalítica del personaje. El relato y el personaje convocan a la confusión, a la paranoia y, sobre todo, al desconcierto de un lector que ve cómo se le cuentasn cosas con normalidad que son de lo más anormales. Una vida anodina que pasa a ser extraordinaria por efecto de una discordancia sensitiva. La novela pasa por cierto surrealismo narrativo y la realidad ofrecida es antirrealista. En este sentido el discurrir de la conciencia del personaje tiene tanta importancia como lo que ocurre en el exterior. Digamos que se nos presentan dos espacios, ambos de una trascendencia pareja, el mental del protagonista y el exterior, focalizado en Sanlúcar de Barrameda y sus alrededores, con la sempiterna Doñana como paisaje mítico recreado por el autor.

    En su divagar el protagonista se encuentra con un abigarrado conjunto de personajes, la mayoría extraños y algo esperpénticos y se producen escenas muy potentes que quedan grabadas en el imaginario del lector, se me ocurren por ejemplo, la escena brutal de la caza del jabalí, el encuentro con la curandera, o el trío sexual con sus dos amigas.

   La narración es un conjunto de anotaciones realizado por el mismo protagonista en el que da cuenta de sus vivencias y, sobre todo, de sus anomalías perceptivas con las consecuencias que estas conllevan. Esas anotaciones, escritas un poco con intención aclaratoria e incluso terapéutica, afectan claramente al tempo narrativo que es un tanto caótico y desordenado y que abunda en, cómo no, prolepsis narrativas y excursos digresivos. También se observa la importancia que el protagonista da a los sueños, con lo que se agudiza o se completa la sensación de que lo narrado es un maremágnum y en el que la realidad vivida tiene su explicación en clave onírica. En este sentido, a medida que el relato avanza se puede ver en el personaje algo que lo complejiza aún más, y es un latente complejo de Edipo, un sentimiento erótico hacia la madre y que implica una cierta dependencia hacia esta. El personaje no deja de ser un adulto que no ha madurado.

    Como lector, la mayor gratificación que me ha producido el libro es la vívida imagen de los topos presentados, Sanlúcar y su entorno son conformadas en algunos momentos mediante maravillosas postales descriptivas y el deambular por las calles de Sanlúcar, el arribo constante a las bodegas tan sanluqueñas y tan insertas en la vida de sus habitantes, la presencia del Guadalquívir y de Bajo guía se reconocen, se respiran, se viven.

     Y nada más. Un saludo del Criticón Lector, y descanse en paz tan excelso escritor.

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