Siempre es triste el fallecimiento de un escritor. En el caso de Sebald murió en su momento de mayor madurez narrativa, lo que nos invita a pensar lo que podría haber escrito. Su novela "Austerlitz" es probablemente su obra más conocida y reconocida. En ella cuenta la historia del personaje homónimo al título. Es una historia contada por él mismo, pasada por el tamiz del narrador, en la que este va dando cuenta de los encuentros, primero fortuitos y luego programados. Se trata en realidad de una falsa biografía en un intento de aparentar que es un personaje verdadero y existente en la vida real. Un artificio literario, por otro lado de hondas raíces, pero que en el caso de Sebald es muy logrado por el uso de técnicas ajenas a lo puramente literario que coadyuvan a la idea de realidad. No hay un mero intento de verosimilitud al estilo clásico. Entra estas técnicas las más destacadas son el uso de fotografías que acompañan a lo narrado, con lo que el conjunto palabras-imágenes provocan un sentimiento de verdad y, por otra parte, encontramos los discursos del propio personaje en forma de digresiones técnicas sobre temáticas ajenas a lo literario, en este caso la arquitectura. Estas digresiones, a mi juicio lastran la novela pues son poco edificantes, aunque consigan retratar al personaje.
Y es que el retrato del personaje de Austerlitz es una de los pilares del libro, un retrato que habla del desarraigo de un personaje que ha crecido en un ambiente sin amor, motivado por la triste historia de ser un niño más de los muchos que sufrieron las consecuencias de la segunda guerra mundial. Austerlitz se siente incapaz de echar raíces, tanto emocionales como terrenales. Su estudio de la arquitectura lo hace un viajero constante y un erudito de las formas, pero lo aleja de las personas. El otro pilar del libro es que de modo tangencial se nos muestra una crónica del siglo XX, o lo que es lo mismo, de las consecuencias deshumanizadoras que el horror nazi provocó en las personas.
En general, todo el texto está impregnado de de tristeza y de cierta impersonalidad. Aunque su aparente frialdad esconde el horror de los campos nazis y el abandono y orfandad de un niño. En definitiva, una novela compleja, difícil, de lectura reposada.
Y nada más, un saludo del Criticón Lector.
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