"Obra maestra" no es una obra maestra y perdonen el facilón juego de palabras. Pero es una extraordinaria novela, original, finísima, dotada de grandes cualidades tanto formales como de contenido. Por lo pronto, es un libro que mezcla- juega podríamos también decir- realidad y ficción y coloca como clave de bóveda temática la desaparición de la obra artística de, ¡agárrense!, alrededor de 38 toneladas realizada por el escultor Richard Serra y cuyo nombre engolado es "Equal-Parabellum Guernica-Bengasi". La institución que tiene el honor de haber perdido semejante mamotreto de obra fue el museo Reina Sofía mientras estaba custodiada por la empresa contratada al efecto Macarrón S.A. Empresa que por falta de pagos de la propia Administración, entiéndase la ironía, se vio obligada a declararse insolvente y desaparecer.
Lo que viene a ser un presupuesto entre dramático, esperpéntico y vergonzante se convierte en el leit motiv de una obra que se estructura en un conjunto de declaraciones en donde se analiza la extraña y rocambolesca desaparición y, al mismo tiempo, se hace una aproximación al mundo del arte moderno en general y el de Richard Serra en particular. El perspectivismo resultante en forma de caleidoscopio dota a la obra de complejidad e interés ya que esta polifonía muestra ramificaciones diferenciadas, desde las propias de la investigación policial, en donde no se ahorran especulaciones de todo tipo sobre el destino de la obra, hasta la complicada gestación del libro alrededor de la casi inaccesible burocracia judicial. Entre medias se observan lúcidos comentarios sobre el propio hecho artístico, sobre la escultura e incluso la voz de Richard Serra nos aclara su propia concepción del arte - un arte en el que la idea es lo preponderante por delante del concepto de belleza - del que no se niega su naturaleza polémica y que, en numerosas ocasiones, carece de un entusiasmo generalizado, cuando no ha sido ampliamente reprobado, como en su famosa obra "Tilted Arc", que fue retirada de su ubicación original en la ciudad de Nueva York, con el consiguiente enfado del autor, que siempre ha entendido sus obras como partes de un contexto determinado necesario.
Cuestión no baladí es la reflexión sobre la relación copia/original en la que ambas son perfectamente intercambiables en los espacios expuestos. Es la idea y el complejo proceso de creación en sí mismo lo que convierte a las moles de acero, y toda la obra de Serra por extensión, en arte. Lo que nos lleva a esa concepción posmoderna del arte y a una visión casi industrial del mismo.
Por otro lado, es curioso como lo narrativo, lo que viene a ser el fondo propio de lo que es pura trama, no está en absoluto desarrollado dada la propia estructura fragmentaria de la obra. Y precisamente eso es uno de los logros del libro, que sea capaz de mantener el interés del lector sin apenas argumento.
En conclusión, me atrevo a decir que estamos ante un gran libro publicado en Anagrama en España. Se trata de un autor a seguir: su originalidad, su estilo preciso e irónico y, sobre todo, su valentía hacen que tenga curiosidad por alguna de sus obras anteriores, como la también editada por Anagrama Rewind, y, cómo no, por sus futuras creaciones.
Y, por mi parte, nada más, Un saludo del Criticón Lector.