Tras el gran éxito de "El bar de las grandes esperanzas" y la biografía de André Agassi, "Open", se reedita este libro que viene a ser el primer encuentro con la literatura de Moehringer. Una literatura periodística, que nos traslada a una investigación de reportero que hoy parece muy lejana dada la inmediatez que supone la noticia en la red. Ya Moehringer, a pesar de que el libro esté escrito a finales de los 90, da cuenta en el prólogo escrito para esta edición en español de los derroteros de las cabeceras de la época y su desdén por la noticia profunda y trabajada.
Se trata de un libro breve, en el que el amor a las historias antiguas, a los misterios por descubrir, al boxeo como homenaje a la virilidad más primitiva se transmite desde la primera a la última página. Es como tantas historias un viaje de descubrimiento en el el que el objeto investigado no es lo único que se descubre sino, sobre todo, una parte del sujeto investigador que narra la historia. el proceso gradual de descubrimiento nos lleva a la figura del doble, o también a los chanchullos para conseguir dinero haciéndose pasar por otro. Pero, sobre todas estas ideas, nos lleva a cómo para redimirse de la culpa a veces hay que inventarse una personalidad, ficcionar el propio yo. También, cómo no, al tratarse de una historia de boxeo, es una historia de ganadores y perdedores. Irónicamente, como muestra el título, nuestro protagonista se hace llamar campeón. Bon Satterfield es el boxeador investigado y su misterio solo desvelado al final. Un púgil con puños de hierro y mandíbula de cristal. Que tenía todo para ganar. Y todo para perder.
Tras las numerosas críticas elogiosas al autor, mis expectativas sobre el libro eran muy altas. La realidad es que su prosa periodística, que prima el contenido en el mensaje, su sencillez evocadora, conforman un libro de calidad. Pero la magnitud de los elogios a sus obras más exitosas no se cohonesta con este librito con encanto pero sin la fuerza y la profundidad mítica que otros libros sobre el tema (estoy pensando en relatos de Fontanarrosa o el clásico Jack London, cuyo relato "Un bistec" dejó huella en mi imaginario de personajes potentísimos literarios) han mantenido.
Un saludo del Criticón Lector
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