martes, 18 de febrero de 2014

"OCÉANO MAR". ALESSANDRO BARICCO

     Cuando uno lee una obra maestra se está una semana pensando y apenas es capaz de escribir sobre ella. La magnitud de lo leído te lleva a ver tu pequeña crítica como un absurdo juego en el que quieres atrapar el aire con una red. "Océano mar" será un clásico que se leerá en cien años, de ello estoy tan seguro como de que el agua del mar es salada.


    Lo que empieza siendo una novela estética, en el que la palabra y su disposición es lo fundamental, acaba convirtiéndose en una sutil novela de misterio, pasando por un análisis de complejos personajes que van desde lo trágico hasta lo cómico todos vistos con un afán compasivo, en los que se incluyen aquellos que han conocido las más altas cotas del horror. Un horror oceánico, profundo como el fondo abisal de las fosas marianas. Personajes unidos por una localización, la posada Almayer, que se torna de un realismo mágico brillante, lúdico y misterioso. Cada uno de los personajes lleva consigo una historia de la que querríamos saber más, y cada uno de ellos tiene su final exclusivo, porque de todos se acuerda el autor, a todos los cuida como la delicada materia que hace mágica la novela. Elisewind y su miedo infinito, El Padre Pluche  su honestidad y sus increíbles oraciones, Ann Deverià y su sensual belleza, Plasson, el pintor, que quiere encontrar el principio del mar, el cándido Bartleboom y sus cartas y el final del mar, Savigny y el horror, Adams  el horror y su mirada al acecho.


     Sin duda, lo que destaca de manera principal de la novela, son sus hallazgos geniales, el autor consigue sorprendernos constantemente con ideas diferentes que te levantan los ojos de la página y hace que digas en un susurro ¡vaya! y pienses unos minutos sobre lo que acabas de descubrir: un chispazo de pura creatividad, de pura genialidad.


     Todo ello se acompaña con una estructura diferente, original, que se aleja levemente de los cánones tradicionales, pero no tanto como para  parecer de una artificial complejidad que busca el experimento más que la comunicación con el lector.


     Otro punto que llena al lector es algo ya mencionado. La novela es una fiesta de la palabra, de la metáfora, con una cadencia muy poética, que por momentos recuerda la poesía en prosa pero que no desluce la historia y conseguir eso es casi la cuadratura del círculo. Baricco es un seductor, me dijo un amigo, y lo suscribo, un seductor de la palabra que te atrapa desde la primera línea y que, con el protagonismo del mar en las vidas de estos personajes de los que hablamos arriba, te habla de temas trascendentes, a veces con humor, a veces con el sutil embrujo de la poesía.


    Y en este punto llegamos al tema central del libro, el mar, el mar que todo lo ocupa y que a mí se me aparece como un símbolo de lo infinito y por ello de lo proteico. El mar como lo imposible, "decir el mar" dirá el autor como un imposible, explicar lo inefable como un místico que no puede bendecir el mar, solo intentar condensarlo en palabras. El mar. El Océano mar. El mar que siempre fascinará a quien ponga sus ojos en él.






    

4 comentarios:

  1. Preciosa crítica. La comparto plenamente

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  2. Compuse unas canciones, a propósito de Océano Mar. Disponibles aquí:
    http://tomaspinel.wordpress.com/2014/04/25/elisewin-a-proposito-de-oceano-mar/

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    1. Enorme sensibilidad, bellas letras que cantan la esencia del libro. Qué libro!

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