martes, 7 de julio de 2020

"SIDI". ARTURO PÉREZ-REVERTE

      Pérez-Reverte, escritor, periodista, polémico en sus intervenciones por su innegociable valentía en opinar ajeno a lo políticamente correcto, escribe aquí una novela histórica de corte clásico y muy apegada a su habitual forma de escribir en su prolífica carrera.

     Entendemos que es una obra muy reconocible dentro del paradigma creativo del escritor cartagenero, pues el autor se basa en un modelo de novelar al que se pliega reiteradamente. Arturo Pérez Reverte es un gran artesano de la literatura. No suele intentar hacer cerámica fina oriental - estoy plenamente convencido que si quisiera la haría muy notable -,  pero consigue artefactos prácticos y perfectos para el consumo diario. 

      Sus novelas siempre mantienen una sólida construcción narrativa y una gran composición estructural y cuando digo siempre es siempre. Sus personajes suelen ser arquetípicos, de características muy definidas y muy repetidas en la narrativa del autor. Hombres duros, que suelen estar hechos a las penurias ( a menudo, batallas y guerras), adaptados y resignados a un mundo cruel y conflictivo, son inteligentes y superiores al resto de los acompañantes, entre los que se encuentran, a menudo en segundo plano, mujeres inteligentes y con un punto de rebeldía. Realmente, imagino que son proyecciones de lo que el autor de algún modo querría ser.

    Por otro lado, otro de los elementos compositivos que configuran la historia de modo artesanal es el gran manejo de la documentación histórica. Espacios, tiempos y personajes históricos están al servicio de la trama siempre. Una trama muy bien trabajada pero sin complicaciones que alejen al lector de lo que verdaderamente importa para el autor, un buen entretenimiento que enganche y deleite.

    En definitiva, una novela que retrata a uno de los personajes históricos - y épicos - más relevantes en nuestra literatura que nos acerca a la Edad Media y a las vidas en la frontera con sus difíciles equilibrios y en donde los aliados no siempre son los que se esperan, como tantas veces nos ha mostrado la historia.

     Un abrazo del Criticón Lector.