martes, 20 de octubre de 2015

"EL TÍO GORIOT". HONORÉ DE BALZAC

    Estamos ante un clásico del Realismo francés, una novela de una extraordinaria dimensión literaria y moral. No sé si me convertiré en la legión de la secta de los Balzaquianos, pero, sin lugar a dudas entiendo la talla literaria del escritor galo.

    Lo primero que resalta en la novela es la magistral descripción del entorno en el que se mueven los protagonistas. Esta característica, que es una constante en el Realismo como movimiento literario, tiene en la literatura de Balzac una proyección moral y social. La pensión, eterna localización de evocaciones literarias, es un trasunto de las clases sociales que hay incluso dentro de la miseria. Los huéspedes, clasificados por pisos, son eslabones de una pirámide social inserta en un mundo de pobreza. Ni el infortunio se libra de las clases sociales. Dentro de esta escalera encontramos en el último peldaño al Tío Goriot, patético personaje que es, junto con Rastignac, el centro de la novela. El hecho de que le llamen Tío es una prueba del trato despectivo  que normalmente se le dispensa. Seguiremos a lo largo de la novela la evolución de los mismos. La mejor definición del personaje la vemos en la obra:

"pobre criatura a quien todos daban de lado, un hazmerreír sobre el que llovían las bromas
     Un personaje patético que, cómo se verá a lo largo de la obra, esconde un corazón de oro y el secreto del sacrificio personal a costa de sus caprichosas hijas.

     La pensión Vauquer, dirigida por Madame Vauquer, una codiciosa mujer para la que toda su vida es la propia pensión, es una de las monstruosidades que brotan del París de la época, una monstruosidad llena de vida y que se verá, gracias al ansia de medro social del joven estudiante de leyes Rastignac, comparada con el lujo de la alta sociedad parisina. Del contraste entre ellas y sus habitantes se sacan conclusiones de hondo calado ético. Puesto que a las miserias físicas o empíricas se pueden contraponer las propias miserias morales de la alta sociedad. Un mundo en el que la hipocresía y la imagen son constantes que combaten contra los sentimientos profundos de las relaciones íntimas. Sorprende la naturalidad, en este sentido, con la que se ve en la obra en estas capas sociales el adulterio. Tema, por otra parte, principal en la literatura decimonónica.

   La obra está dividida, desde el punto de vista de los protagonistas en triángulos del que Rastignac es el vértice principal. Así, encontramos el triángulo de influencias Rastignac-Goriot-Vautrim que está relacionado con el triangulo amoroso Rastignac-Señorita Taillefer-Delfina. Rastignac se ve seducido por la vida en las altas capas sociales y su compañero de pensión Vautrim se da cuenta de ello intentando pactar con él un trato para que se case con la pobre Señorita Taifeller, pobre pero posible heredera de un imperio. Vautrim es así el personaje de influencia que pretende corromper al joven Rastignac. Por otro lado, está el amor que siente este por Delfina, Marquesa de Nucingen por matrimonio e hija del Tío Goriot. El dilema en que se encuentra el personaje, entre sus verdaderos sentimientos y la tentación de medrar socialmente es una de las partes más interesantes del libro.

     Podría pensarse que los personajes están acartonados con lo dicho, Vautrim es malo y Goriot es bueno, pero en absoluto es así. La complejidad de cada uno es sustanciosa. En Goriot vemos mezquindad y ceguera, en Vautrim lealtad y falta de hipocresía, teniendo este pasajes en los que muestra un extraordinario nivel persuasivo. En Rastignac vemos un gradual proceso de aprendizaje o, quizá sería mejor decir maleamiento, para moverse en un París complejo y cruel, un París que es también protagonista de pleno derecho de la obra. Ciertamente, acaba aprendiendo y con ello demuestra que se puede conservar la dignidad en el intento.

    Por último, me gustaría reseñar la emotividad del final, pues se ofrece en el mismo un gran manejo estructural de la tensión en el que la tristeza por Goriot y la nobleza por parte de Rastignac y su amigo Bianchon se dan de la mano.