En efecto, y rememorando a Marshall MacLuhan, para el autor peruano la cultura se está banalizando de tal manera por la influencia de los medios en los que se materializa (la televisión, internet, los best-sellers) que ha perdido la naturaleza que la caracterizaba. El concepto de cultura se ha extendido tanto (basta ver la sección de cultura en un periódico) que a fuerza de crecer se ha trivializado.
"La noción de cultura se extendió tanto que, aunque nadie se atrevería a reconocerlo de manera explícita, se ha esfumado. Se volvió un fantasma inaprensible, multitudinario y traslaticio..."La influencia de antropólogos, con su loable idea de valorizar todas las culturas por igual, aderezadas por la corrección política que impide jerarquizar en culturas superiores e inferiores o modernas y primitivas influyen en esta extensión de lo cultural. También los sociólogos, y cita a Batjín, han ejercido poderosa influencia al igualar la cultura popular a la alta cultura. Aquella con el encanto de lo genuino, espontáneo, frente a la consideración de refinada, artificiosa y pretenciosa de la otra. Solo hay que ver como el cine y la música actual son la manifestación más potente de lo que llamamos cultura ahora.
Pero he aquí el problema, Vargas Llosa trata de no juzgar esta situación, aunque lo hace de modo indirecto, esta cultura se basa en la entronización del espectáculo, el entretenimiento y la evasión. La idea de esfuerzo para adquirir cultura desaparece, todos podemos acceder a la cultura, es la democratización de la misma el logro de mundo contemporáneo: la utopía del mundo ilustrado. Ello conlleva que la cultura de la élite intelectual está perdida, diluida en este maremágnum de "culturas". Desaparece, por tanto, la Cultura con mayúscula. El mundo es para los especialistas, no para los intelectuales que eran el pegamento, que ungía de valores y poso ideológico los avances de la sociedad.
"El especialista ve y va lejos en su dominio particular, pero no sabe lo que ocurre a sus costados y no se distrae en averiguar los estropicios que podría causar con sus logros en otros ámbitos de la existencia, ajenos al suyo. Es un ser unidimensional..."Entre las consecuencias de la desaparición de la cultura, especie de apocalipsis de los dinosarios como Vargas Llosa (así se autodefine él mismo) está la desaparición del erotismo, la banalización de lo trascendente y el engaño sistemático en el mundo del arte.
En cuanto al erotismo pone como ejemplo el famoso libro "La vida sexual de Catherine M." de Catherine Millet. En este se observa una visión del sexo fría, basada más en la cantidad que en la calidad. El erotismo de algún modo es como logro humano una fuente de civilización, una forma de cultura disociada de lo puramente animal, de la monotonía primaria del acto sexual en sí mismo. El erotismo está siendo conquistado por la pornografía, la zafiedad frente a la ceremonia y el rito.
Vargas Llosa pone en valor lo trascendente, lo espiritual y lo religioso principalmente en el ámbito privado, y lo disocia del ámbito público, donde sin ocultar sus aspectos positivos, piensa que los valores democráticos y el laicismo deben estar por encima y subyugar el ramalazo dogmático que todas las religiones tienen.
"...una sociedad democrática, si quiere seguir siéndolo, a la vez que garantiza la libertad de culto y alienta en su seno una intensa vida religiosa, debe velar por que la iglesia - cualquier iglesia - no desborde la esfera que le corresponde, que es la de lo privado..."
Por último, en relación con el arte solo hace falta ir a una galería o una muestra de arte moderno para entender lo que nos dice Vargas Llosa, la sensación de que estamos siendo engañados.
"Un tiempo en el que el desplante y la bravata, el gesto provocador y despojado de sentido, bastan a veces, con la complicidad de las mafias que controlan el mercado del arte y los críticos o papanatas, para coronar falsos prestigios, confiriendo el estatuto de artistas a ilusionistas que ocultan su indigencia y su vacío detrás del embeleco y la supuesta insolencia..."
En conclusión, un libro en el que comparto la mayoría de las ideas que plasma, pero que no alcanza a llenarme como el Vargas Llosa narrador, en el que su oficio y su valor crítico es superior y más denso. Un saludo de el Criticón Lector.