El grueso del libro se centra en la manifestación de la voz de Esteban, una voz que destila misantropía y rencor, un hombre hundido. Esteban reflexiona y recuerda sobre las relaciones familiares, la economía, la historia y el paso del tiempo, siempre con un aroma de pesimismo existencial.
En cuanto a la familia, destaca la ausencia de afecto en el padre, un ser tiránico y resentido por formar parte del bando de los vencidos en la guerra. A él estará unido hasta la vejez, cuidándolo solo con la ayuda de Liliana, una colombiana que pone un poco de luz al final de su vida, para acabar en decepción con la falta de dinero. La soledad de los viejos es desgarradora, el padre, enfermo y senil, el hijo, anímicamente roto. Su soledad es el principio y el final de todo. Los hermanos desaparecidos, ausentes por voluntad propia, emigrados a las grandes ciudades que no vuelven al pueblo que les vio nacer, Olba, están representados como una manada de buitres tras los despojos. "Matar al padre" (su recuerdo, su dominio, su vigilancia) se convierte así en uno de los centros de la novela. Para Esteban, este sacrificó el afecto familiar por la solidaridad del futuro, la de los camaradas, la política, nunca por otra parte practicada, pues fue un ser solitario y huraño.
"...No formamos parte del avance del mundo, no conmovemos a ningún dios, estamos fuera de ese sistema universal del dolor y la injusticia y la rebeldía, no formamos parte de la legión de cuerpos transubstanciados, pálidos camaradas que se adivinan en el horizonte; ni accedemos a los grandes conceptos que los nutren. Somos lo privado, que es deplorable, que te ata y te pone a ras de tierra, en la frontera del animal: nacer, comer y defecar, trabajar y reproducirse".
Desde el punto de vista de la economía, vemos al Chirbes de "Crematorio". Esteban está como está principalmente por dos razones: su vida plagada de ausencias y aspiraciones y la pérdida de todas sus propiedades por haberse metido en negocios de construcción previos a la crisis. En este sentido, Esteban muestra su rencor frente a los amigos que han triunfado socialmente, Francisco sobre todo. El análisis de las causas y consecuencias de la crisis aparece continuamente cuando se trata un personaje que es fundamental por su ausencia, Tomás Pedrós, el promotor huido del cual se habla en las tertulias de bar. También se observa la trascendencia que tiene en los trabajadores el cierre de un negocio. Sobre la importancia del dinero este párrafo:
"...Decía el filósofo: yo soy yo y mis circunstancias. Muy bien dicho. Pues hazte a la idea de que yo es el dinero que te permite financiar las circunstancias; si falta el dinero, te quedas tú con tu yo vacío, mero cascarón sin circunstancia que valga..."
En cuanto a la historia, hay una visión de supervivencia del más fuerte, los vencedores y sus atrocidades, sobre todo después de la guerra, durante la guerra de algún modo todos son camaradas, sirven para abonar el éxito de los descendientes, libres ya estos de culpas.
"...Vivir de matar, o de lo que se nos sirve muerto: los herederos consumen los despojos del predecesor y eso los nutre, los fortalece a la hora de levantar el vuelo..."El paso del tiempo, demoledora presencia continua, féretro de recuerdos, es el leit motiv principal. En este sentido el siguiente enunciado sintetiza el tono de la novela y la maestría del autor. Una genialidad, de las que se quedan retumbando en la memoria del lector para siempre, para siempre.
"Busco infructuosamente en lo que debía ser almacen y es vertedero..."La memoria como vertedero. Y uno piensa en ese personaje y casi le dan ganas de llorar.
Por otro lado, la memoria de Esteban está centrada en su relación amorosa con Leonor, la mujer de Francisco. El recuerdo de la misma, la excusa que le hizo quedar en Olba y no volar, aparece con una pátina de rencor por la importancia que tuvo ella en él y la escasa que tuvo él en ella, prototipo de ascensión social. También los recuerdos recientes de Liliana, la cuidadora de su padre y de él mismo, una forma de último amor, causan dolor en el personaje.
Desde el punto de vista formal, y termino, destaca el uso sutil de las voces de los diferentes personajes que brotan en la voz oscura de Esteban. El enfrentamiento de las voces nos da una visión más real y consecuente de lo que plantea el personaje principal en algunos casos desarbola sus argumentos, como es con el padre, un hombre que se transforma de resentido a víctima de la guerra; y en otros, lo muestran como un ser sin amparo posible, como en el caso de Liliana, en el que la importancia que ha tenido en el viejo no tiene nada que ver con la realidad de la joven colombiana, con sus muchos problemas personales.
Un saludo de el Criticón Lector.