lunes, 9 de abril de 2012

EL SONÁBULO DE VERDÚN. EVA DÍAZ PÉREZ

     En "El sonámbulo de Verdún" Eva Díaz Pérez recrea la Europa de la 1ª Guerra Mundial, la primera guerra moderna, una guerra en la que los rostros están difuminados por los gases y el estruendo de los obuses y en la que la autora quiere poner cara a los protagonistas anónimos de la misma. La novela se centra en varios personajes que están unidos por hilos invisibles que, en algunos casos, se intuyen desdel el principio aunque pretendan ser la sorpresa final.

     Destaca la voluntad de estilo con un interés por parte del narrador por mostrarnos las costuras de la narración con afirmaciones explícitas sobre los diferentes elementos de la misma: el deliberado juego con el tiempo de la trama, la presencia del narrador que se automenciona como personaje del juego narrativo ("...Un narrador que pasea con ironía por las estancias del pasado y que con sus criaturas-marionetas cuenta una historia que dura el tiempo en que una bala de un fusil y llega a su destino"), el salto por las ciudades protagonistas de esta Europa en guerra, a la manera que lo hace el protagonista checo de la novela, Smoljak: Praga, Viena, Berlín, París. Que el narrador explique tanto estos juegos al criticón lector a veces le parece un acierto, cuando se observa en ellos un deliberado juego narrativo, y otras un error, cuando parece que no se fía del lector a la hora de comprender ese mismo juego.

     Se trata de una novela mezcla de ambientación y de personajes, pues a todos los une la guerra y pasan su particular via crucis, en el que hay guiños para los lectores avezados de grandes autores del siglo XX centroeuropeos, incluso aparecen tangencialmente Elías Canetti y Franz Kafka. En cuanto a los personajes no solo les unen ciertas relaciones vitales que la novela va desvelando y que son el fundamento argumental de la novela, sino que les une una inclinación a la fabulación. Esta es una de las claves para entender la novela, pues la fabulación y la memoria, a veces incluso ajena, se convierten así en una defensa, como tantas veces, ante el paisaje desolador que deja la guerra. Se representa así lo que se olvidó, lo que pudo haber sido. Quizá el poder más destructivo lo vemos en esa capacidad que tiene incluso de callar :
"El mismo día que cayó la Pummerin, Klaus Werger desapareció o quizás decidió borrarse, convertirse definitivamente en una abstracción del silencio más atroz "

     En definitiva, una novela  en la que la historia se puede resumir en unas pocas líneas con un trasfondo argumetal algo simple, pero que está solventada con un lenguaje redondo, con un buen manejo de las formas. Pero principalmente el interés de la novela se cifra en esa indefinible sensación que nos causa el hecho de que quien escribe ha vivido la historia, la ha saboreado, se ha documentado y ha disfrutado escribiéndola, y de ello puede hacerse partícipe el lector porque por momentos uno respira sobre el barrio judío de Praga, camina por Viena y siente el cielo de Berlín. Y todo en el tiempo que dura una bala en ir directamente al cerebro tibio y  gelatinoso de un soldado. Para muestra de ello propongo el siguiente enlace: http://elsonambulodeverdun.blogspot.com.es/ blog creado por la autora para los lectores participativos y curiosos. Saludos del criticón lector.