lunes, 17 de abril de 2017

"DOÑA PERFECTA". BENITO PÉREZ GALDÓS.

     Esta novela viene a ser la más completa de su ciclo de novelas de la intolerancia o de tesis. Ya se sabe que en la ingente obra del autor canario se suele dividir su primera época en las novelas de tesis en las que se contraponen dos visiones de España: la tradicional, anclada en el pasado, obcecada en una religiosidad trasnochada y muy conservadora; y la progresista, que en búsqueda del avance del país tiene a la ciencia y la técnica como su máxima vital. En esta novela el enfrentamiento es radical. Pepe Rey llega al pueblo de Orbajosa, cuyo nombre ya tiene reminiscencias de lo antiguo Urbe de ajos, aunque provenga de la evolución del Urbs Augusta. Llega con la intención de casarse con su prima Rosario, en un matrimonio apalabrado entre los padres. En Orbajosa está Doña Perfecta, su tía, a la que se le describe como un dechado de virtudes pero que poco a poco va mostrando su verdadera cara.

    En Orbajosa encontrará todo un rosario de encontronazos con unos y con otros, ya sea por cuestiones de lindes, por cuestiones de comportamiento, por opiniones que en su franqueza y llaneza se atreve a realizar. En definitiva, de Orbajosa solo acaba gustándole su prima, un alma cándida y bella que acaba enamorándose de él.

     Merece la pena destacar el binomio Don Inocencio, el penitenciario, y Doña Perfecta como los antagonistas perfectos de Pepe Rey. Maquinan a sus espaldas para desprestigiar a Pepe, lo intentan cansar, el uno con el interés espurio de casar a Rosarito con Jacinto, su sobrino y así medrar en la conservadora sociedad orbajosense; la otra por cuestiones de moralidad, instigada por el cura (ya aquí mostraba el anticlericalismo tan habitual en la obra de Galdós). Pero Pepe no se arredrará. Combatirá frente a todo el pueblo con la ayuda de los militares que casualmente pasaban por la ciudad.

     La novela desde el punto de vista de los caracteres, nos muestra a unos personajes con unos rasgos muy marcados, con unas características muy definidas que provocan en el lector afinidades y antipatías instantáneas. Con su prosa sencilla, sus diálogos fluidos, Galdós nos introduce en el conflicto llevándonos de la mano. Quizá esto fue lo que superó en sus novelas posteriores una mayor complejidad en los personajes, pese a que estos que aparecen en esta novela lo son aunque de rasgos muy marcados. No se puede obviar la inteligencia en las intrigas del cura y Doña Perfecta, el uso que hacen de las fuerzas sociales del pueblo, cerriles y maleables a su interés, como el tristemente importante para la trama Caballuco, centauro brutal que representa la fuerza de choque de esta España conservadora y rebelde a los gobiernos. Y llegados a este punto es cuando se descubre la verdadera maravilla del artefacto literario del Galdós. Este ya en 1876 había plasmado, como lo haría Goya casi 70 años antes, la bipolaridad sangrienta española que colapsaría 70 años más tarde.

     Y, como en todo combate, hay un perdedor y víctimas colaterales.

     Un saludo del Criticón Lector.