domingo, 28 de julio de 2013

"WILT". TOM SHARPE

     Mi amigo de la infancia José María Adorna Castro ha escrito una novela y me ha concedido el honor de ser uno de los primeros en leerla y darle mis valoraciones y, según me dice, poder terminarla tras mi lectura. Una sorpresa con mayúsculas que espero pueda ser publicada puesto que calidad literaria e imaginación no le faltan a la historia inventada por mi amigo. No puedo dar informaciones sobre su lectura pues todavía no está plenamente terminada, pero desde luego le haré un hueco en cuanto José María me dé permiso.

     Esta novela interrumpió la lectura de una novela extraordinaria y especial. "Wilt", la primera novela de la saga protagonizada por el personaje homónimo. Una gloria. Un disparate cósmico que nos relata las desventuras del apocado y maravilloso personaje ideado por Sharpe. Cualquier profesor de la secundaria actual ( y yo lo soy ) se siente absolutamente representado por este pobre y, al fin, heroico personaje. Cualquier profesor de literatura simple y llanamente sabe lo que siente Henry Wilt. Uno no puede explicar con palabras, salvo con representaciones como las que nos hace Sharpe, lo irreal que es tratar de explicar (explicar, sí) los sentimientos que debe transmitir tal o cual poema en determinadas clases como las de carne uno. Solo el nombre de carne uno para designar al grupo de futuros carniceros, por cierto importantes al final de la trama, es una genialidad.

     Por supuesto, el humor es la clave. Tom Sharpe es considerado uno de los más grandes escritores ingleses en el género humorístico. Y eso, tratándose de humor inglés, es hablar en mayúsculas. Lo cierto es que la obra a partir de determinado incidente con una muñeca hinchable que ocurre casi al principio tiene un ritmo vivo y ágil. Y el humor se desparrama por todas las escenas. Las situaciones que provocan los personajes (estilizados en sus rasgos más grotescos, pero no por ellos inverosímiles) son teatrales e irreverentes, provocadoras y, de golpe, sutiles. Voy a recordar, y por supuesto ya está en mi galería de textos geniales, los diálogos entre el policía Flint y Wilt, desasosegantes para el primero, liberadores para el segundo. Wilt entiende el poder que le han dado sus años con sus inefables grupos de alumnos. Su paciencia y capacidad de distracción, armas de destrucción masiva frente al jefe de policía Flint.

    Un humor basado también en malentendidos, al modo clásico, pero sobre todo basado en la apreciación sutil de las debilidades humanas. Wilt y su mediocridad; Eva, la mujer de Wilt, y su deseo vehemente de trascendencia; Flint y su estúpido empecinamiento; Los Pringsheim y su hipocresía.

     En este sentido, se puede intuir que los personajes, de algún modo, nos clasifican o estereotipan a determinados tipos sociales. Los Pringsheim son un matrimonio que, en un principio obnubilan a Eva con su fachada y su parla pseudo intelectual, para finalmente mostrarse tal y como son un triste remedo de matrimonio, un espantajo de la modernidad. Eva es una aspiración permanente, pero desgraciadamente imposible de aprehender nada de lo que pretende. Una fuerza de la naturaleza, neurótica y agotadora, que dota de dimensión heroica al sufrido protagonista, Wilt. El círculo de profesores con sus eternas discusiones sobre la nada y sus ínfulas ridículas también se parodia. Pero sobre todos está la inconmensurable figura de Wilt, el pobre  y sufrido Wilt. Un personaje de los grandes, un antiheróe que acaba convirtiéndose a los ojos de todos en un verdadero héroe de la modernidad, por su aguante, por su poder de convicción.
    

viernes, 5 de julio de 2013

"UN MUNDO SIN FIN". KEN FOLLET

     Segunda parte del afamado libro "Los pilares de la tierra". En este libro tenemos a los descendientes de los protagonistas y los mismos espacios. Se trata de un libro hecho con la misma factura, la historia de varias vidas, fundamentalmente la relación entre Merthin y Caris, inteligentes, decididos, justos y a contracorriente de los enemigos de lo nuevo. En ese sentido, los personajes son muy tópicos, con características bien definidas, y unos se oponen a otros en luchas de poder constantes. Los malos suelen ser muy malos debido a su conservadurismo o brutalidad y los buenos son muy buenos por su visión adelantada a su tiempo.
    
     La historia engancha, prolija en sucesos y haciendo al lector tomar partido constante. Sin embargo, hay un error en el libro que me parece algo chapucero, y es la falta de escrúpulo del autor sobre la mentalidad de la época. El autor juega con la psicología del lector y los malos son malos por el simple hecho de tener la mentalidad de su época. Los buenos ( y perdón por usar una terminología tan simple) lo son porque se acercan más a la mentalidad de nuestra época, de hecho son un trasunto de nuestra mentalidad frente a la medieval. Eso me parece que es jugar con ventaja por parte del autor, simplificar el asunto y, desde luego, mentir descaradamente desde un punto de vista histórico. Y es una novela histórica. En ese sentido, es más de lo sustantivo  que de los adjetivo.

    Luego está el característico barniz cultural, con sus explicaciones sobre la construcción, sobre los modos de vida y sobre los artilugios propios de la épocas (batanes, telares, molinos...). Y aquí Follet es un maestro porque sabe cómo meter sus explicaciones sin resultar arduo, aunque también es cierto que hay muchos lectores que no soportan estas codas, que tanto dieron que hablar en "Los pilares de la tierra".

    Por último, me gustaría hablar sobre el buen manejo de los espacios por parte del autor, el monasterio, la catedral, el campo de batalla e incluso la desolación que la peste deja en los campos y pueblos son lo mejor del libro. En este sentido, me gustaría destacar en un exceso de intertextualidad, la presencia del protagonista en Florencia en el año de 1348, lo que nos lleva irremediablemente a pensar en Bocaccio y su" Decamerón".

     He dejado algunos libros sin reseñar en el blog, la lista es intensa, pero destaco "El Anticristo" de F, Nietszche, que me dejó sin respiración por momentos y que cuando quise escribir la reseña no pude porque me di cuenta de que necesitaba un espacio mayor. También "El libro de las horas contadas"  de José María Merino, que no me ha impresionado, con algunos momentos de intensidad lírica y con historias pseudoimaginativas que se intercalan a la historia central. Me esperaba más de este autor, pero bien es cierto que es una obra menor en su trayectoria, así que trataré de leer  alguna obra de referencia porque es un autor de buenas críticas y consagrado. He seguido con los cuentos de Cortázar que solazan la vida y la hacen más luminosa. Y le he dado un tiempo a la poesía: Juan Ramón, Machado, Muñoz Rojas... Autores canónicos.

    Un saludo del Criticón lector.